América Latina da un giro a la derecha. Los gobiernos de la izquierda moderada se cuentan con los dedos de una mano. Se impone el neoliberalismo con sus controles económicos. Por lo pronto, no se ven los gobiernos militares y las dictaduras civiles.
La derecha política es el reducto de los más tradicionales, de los que prefieren el libre mercado y la sumisión a los organismos internacionales. Es una época de conservadurismo extremo.
Inclusive los que se pintan de neo-izquierdistas tienen que someterse para mantener posiciones y no ser golpeados por aranceles o recargas económicas. Los males que se plantearon en décadas pasadas todavía están presentes, pero ha sido posible establecer soluciones parciales a cuenta gotas. Brasil,
Venezuela, México, Colombia podrían ser parte de las reformas, a pesar de sus choques a lo interno.
El principal problema de Venezuela es que sus últimas elecciones han sido cuestionadas.
Se habla de fraudes y hasta han surgido auto-titulados presidentes, sin fines operativos y sin credibilidad. Venezuela tiene que dar un paso al frente y hacer más creíbles las elecciones.
Nicaragua es casi sinónimo de una dictadura personal. El movimiento sandinista revolucionario quedó en el olvido y hoy manda una familia como si el gobierno fuera su casa.
Brasil es un gigante económico que enfrenta, al igual que México, las acciones prepotentes provenientes del Norte, sobre todo con el control económico y político que quiere imponer el presidente de los Estados Unidos.
Aún estos países caminan con pie de plomo en la era del conservadurismo. No hay posiciones ideológicas hoy, sino ambiente de mercado, guerras económicas que dominan las tres grandes potencias, los Estados Unidos, China y Rusia.
El mundo está dando cambios gigantes hacia las diferencias económicas y no ideológicas, y los países pequeños deben saber mover su pulso, para poder subsistir. Es adecuarse a las necesidades actuales.
En el caso de Cuba es necesario que se abra al mundo y que sin renunciar a postulados de lucha por el proletariado, pueda subsistir dejando atrás los viejos parámetros.
Los cambios en América Latina no se han dado hacia el progreso total. Si se ha evolucionado en el respeto a los derechos humanos y la libertad de prensa y expresión. No hay golpes de Estado militares, y las elecciones son la única forma viable de escoger a un gobierno.
Por: Manuel Hernández Villeta