Fruto del diálogo y la buena voluntad el Gobierno dominicano, representado por el ministro de Energía y Minas, Joel Santos, comunitarios de Cotuí y la Barrick, lograron consenso para reasentamiento y construcción de la presa de cola de la mina Pueblo Viejo.
En un contexto marcado por tensiones comunitarias y desafíos logísticos, la buena voluntad y la capacidad de conciliación prevaleció para la consecución de un acuerdo definitivo entre los comunitarios de Cotuí y la empresa minera Barrick Pueblo Viejo.
Este acuerdo pone fin a años de incertidumbre sobre el proceso de reasentamiento vinculado a la expansión de la mina en Sánchez Ramírez, y resalta la capacidad del Gobierno dominicano para facilitar acuerdos complejos con responsabilidad social.
Desde el inicio del proceso, el rol activo del ministro Santos, como mediador, promoviendo el diálogo y escuchando a todas las partes involucradas fueron determinantes para lograr este acuerdo.
Acompañado por la Iglesia Católica, representada por el obispo Tomás Morel Diplán, y por el Defensor del Pueblo, Pablo Ulloa, se articuló una estrategia de negociación inclusiva, que resultó en un acuerdo valorado en más de RD$20 mil millones.
El pacto garantiza viviendas dignas, acceso a servicios básicos, educación, salud y programas de desarrollo económico para las familias reasentadas.
“La firma de este acuerdo representa un paso trascendental hacia una minería inclusiva y respetuosa de los derechos comunitarios”, afirmó Santos durante el acto de rúbrica, destacando la importancia de transformar los conflictos en oportunidades mediante el diálogo y la escucha activa.
La propuesta no solo implicó negociar cifras, sino también priorizar la dignidad humana: se integraron componentes como soporte psicosocial, programas educativos, iniciativas de generación de ingresos, y un enfoque comunitario orientado a la integración y la convivencia.
El ministro subrayó que el proyecto debe convertirse en un modelo de transparencia y participación, y reiteró el compromiso del Estado de velar por el cumplimiento riguroso de cada cláusula pactada.
Su visión y capacidad para tender puentes permitieron cerrar una negociación compleja de manera amigable y satisfactoria para todas las partes.
Gracias al diálogo y la buena voluntad el acuerdo no solo destraba la expansión minera, sino que también fortalece la confianza entre el Estado, las comunidades y el sector privado.