El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, es otro que cree que con las acciones antidemocráticas que ejecuta contra sus adversarios políticos podrá mantenerse en el poder.
La represión contra opositores es totalmente inaceptable. Primero se enemistó con la Iglesia Católica y desató una cacería de brujas contra líderes religiosos e inclusive llegó a encarcelar a altos representantes católicos.
Ha seguido con esa tónica de perseguir a humildes e indefensos ciudadanos por el solo hecho de expresarse en contra de las arbitrariedades en que incurre. Sigue persiguiendo, encarcelando y despojando de sus bienes a ciudadanos por el solo hecho de rechazar la forma antidemocrática que utiliza para perpetuarse en el poder.
La más reciente controversia protagonizada por el régimen de Daniel Ortega ha sido el diferendo entre la República Dominicana, Costa Rica y Ecuador que calificaron de arbitraria e ilegal una reciente decisión de su régimen de despojar de la nacionalidad nicaragüense y confiscar sus bienes a 135 presos políticos.
Los tres gobiernos, cuyos países forman parte de la Alianza para el Desarrollo en Democracia, rechazaron las violaciones a los derechos humanos y la Carta de las Naciones en Nicaragua. Los actos son propios de una dictadura.
Por: Luis Santamaría Santana
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