El Reino Unido ha votado por su separación de la Unión Europea, al ganar el “no” en el referéndum celebrado ayer, lo que ha provocado una turbulencia política y económica en Europa con repercusiones en todo el mundo y encendido la mecha del nacionalismo en otras naciones de la UE.
Ningún otro país había votado para abandonar lo que se define como la empresa de unidad política, migratoria y monetaria de mayor trascendencia en la historia de la humanidad, pues fue conformada para promover paz y prosperidad.
Como consecuencia inmediata de los resultados de ese referéndum en Gran Bretaña, se produjo una estrepitosa caída de las bolsas de valores a nivel mundial, así como de la libra esterlina y del euro, además de que se vaticinan dificultades en el comercio internacional.
La salida de Londres de la Unión Europea significa un traspié, no solo para los otros 27 Estados que conforman esa comunidad, sino para el propio Reino Unido y todo el mundo, porque esa decisión de la mayoría de los ingleses promueve un tipo de nacionalismo que se expandiría por Europa como epidemia.
Tan pronto se conoció el resultado de la consulta en el Reino Unido, se desataron vientos de independencia o separación en España, región de Cataluña, Alemania, Grecia, Irlanda y Escocia, lo que avizora momentos difíciles para toda Europa.
La sociedad dominicana no debería permanecer indiferente ante sucesos de tal magnitud, como el acaecido ayer en el viejo continente, pues aún con la condición de tierra insular, esos acontecimientos repercuten notoriamente sobre el comercio, turismo, remesas, inversiones y la economía nacional en sentido general.
Es importante destacar que República Dominicana ha concertado un Acuerdo de Asociación Comercial Con la Unión Europea, mediante el cual ingresan en condiciones preferenciales a esos territorios exportaciones nacionales de bananos, cacao, café, azúcar, ron y otros productos, la mayoría de los cuales tienen al Reino Unido como mercado principal.
Duele saber que aquí la mayoría de los actores en los ámbitos estatal, político, empresarial y de la sociedad civil juegan a la ruleta rusa, mientras el mundo se convulsiona con sucesos como la salida del Reino Unido de la Unión Europea, con su inmediata consecuencia de crisis monetaria, financiera y económica.