No lo encuentras en la obra de Bill Gates, ni en la de Mark Zuckerberg, ni en la de Elon Musk. Que, de estar en uno de ellos, tal vez sería en Elon Musk, por su manera inusual, sorprendente, de enfocar sus propuestas y negocios. Lo cierto es que los tres son apenas guerreros, creadores e impulsores de ideas. Ganadores. De ahí que la cuestión no haya sido despejada aún.
La época tiene a sus grandes genios en el vórtice de la creación divina. No tanto por la fortuna acumulada, sino por la revolución tecnológica -en efecto, científica- que han construido y aportado.
Si Homero fue un producto perfecto de Jonia, es decir, de una parte del Asia Menor helenística y de las islas adyacentes en el siglo VI a.C, sería natural que un fenómeno extraordinario similar aconteciera ahora como precursor de las enormes transformaciones registradas con estos avances, de los cuales la Inteligencia Aeroespacial viene a ser el epílogo. Síntesis y exaltación de un proceso de por sí intenso, sustentable y excepcional. Con inevitables promesas de perfeccionamiento que no dejan de asombrarnos cada día que pasa.
En algún momento de finales del siglo VI los poemas homéricos adquirieron su forma actual. Antesala gloriosa, anuncian la ciencia, la filosofía y las matemáticas griegas que también comenzaron en este siglo. ¿Faro de luz, anuncio o punto inflexible de consagración? Lo cuero es que constituye una señal cimera en todo el proceso creativo.
Al igual que en Grecia, mismo tiempo ocurrieron acontecimientos de importancia fundamental en otras partes del mundo. Confucio, Buda y Zoroastro, si existieron, probablemente pertenecieron a ese siglo. Por igual, a mediados de este siglo se estableció el Imperio persa por Ciro. Al final, las ciudades griegas de Jonia, a las que los persas habían concedido una autonomía limitada, comenzaron una rebelión, que fue derrotada por Darío, y los mejores de sus hombres fueron exiliados.
Varios de los filósofos de este período fueron refugiados que vagaron de ciudad en ciudad por las regiones inexpugnables del mundo helenístico, difundiendo una civilización que hasta entonces había estado confinada en gran medida a Jonia.
En sus viajes fueron tratados con amabilidad. Jenófanes, que floreció en la última parte del siglo VI y que estuvo exiliado, relata: «Esto es de lo que deberíamos hablar junto al fuego en invierno, acostados en lechos blandos, después de un buen banquete, bebiendo vino dulce y garbanzos asados: ¿De qué país eres y cuántos años tienes, querido señor? ¿Y qué edad tenía cuando llegaron los medos?”
El resto de Grecia logró conservar su independencia en las batallas de Salamina y Platea, después de las cuales Jonia fue liberada por un tiempo.