Opinión Articulistas

Dos naciones, un pasado

Dos naciones, un pasado

Elvis Valoy

La frase antológica del destacado guitarrista estadounidense Jimi Hendrix que dice: «Cuando el poder del amor supere el amor al poder, el mundo conocerá la paz», es una verdad que cabe para cada disputa que se presente en el planeta.

Poseedoras ambas de armas nucleares, la trifulca territorial entre India y Pakistán en la región de Cachemira ha logrado un alto al fuego en estos últimos días que ojalá sea definitivo.
Este conflicto comenzó en 1947. Dos países que tienen un mismo origen, no esconden sus contradicciones, y cada cierto tiempo salen a flote sus desavenencias diplomáticas y militares.

La zona asiática en donde están los dos pueblos, es un compuesto cultural en donde han interactuado por mucho tiempo musulmanes, hindúes, budistas, sijs, cristianos, etc., lo que incubó fuertes contradicciones religiosas y políticas, las cuales fueron agravadas por el imperio británico durante el siglo XVIII que impuso la perversa sentencia de «divide y vencerás».

Cyril Radcliffe, sin saber del asunto, ni nunca haber visitado la India, se le ocurrió en 1947 «hacer una división antojadiza» territorial que ha sido la «manzana de la discordia» del territorio, lo que originó para esa época que alrededor de 2 millones de personas murieran. Esa «partición» fue el caldo de cultivo de la disputa indio-pakistaní.

En 1965 India y Pakistán produjeron una pugna militar, y en 1971 de uno de los dos Pakistán surgió Bangladesh. Hoy, el mundo debe contribuir a detener la escalada militar de India y Pakistán, haciendo que en una mesa de negociación estos dos estados arriben a un acuerdo definitivo.