Editorial

Drama recurrente

Drama recurrente

El procurador general ha declarado al Ministerio Público en estado de alerta ante el incremento de los feminicidios, un drama que por su recurrencia constituye gran motivo de preocupación para las autoridades y la amgustiada sociedad, que no encuentran fórmulas para detener tan elevado número de asesinatos de mujeres a manos de hombres despechados.

Aunque la cantidad de homicidios disminuyó durante los primeros seis meses de este año en comparación con igual periodo de 2013, los asesinatos de mujeres por motivos pasionales ya suman 45 en lo que va de 2014, lo que ha sido definido por el procurador Francisco Domínguez Brito como muy preocupante.

Llama la atención que casi el 100% de las víctimas de feminicidios nunca presentaron querellas o denuncia ante el sistema penal por acoso o amenaza de quienes finalmente incurrieron en asesinato, lo que hace presumir que prevalece un bajo nivel de conciencia sobre procurar protección o asistencia de las autoridades ante una situación de peligro.

El tema de los feminicidios debería recuperar la atención del Gobierno y del sistema de justicia, antes de que el flagelo se convierta en una indetenible pandemia, por lo que se resalta la disposición del procurador general de reforzar todas las medidas preventivas en procura de reducir este tipo de infracción criminal.

En el primer semestre de 2013 se reportaron 27 feminicidios, pero este año los asesinatos de mujeres ascienden a 45, lo que indica que el problema ha vuelto a recrudecer, con la desalentadora noticia de que la mayoría de las víctimas no solicitaron protección de las autoridades.

Ojalá que ante tan grave panorama, el Ministerio Público aplique de inmediato las instrucciones del procurador general, de “hombre caliente, vaya a la cárcel; hombre con arma y un mínimo de amenaza, incautarle el arma”. A eso se agrega la necesidad de que la sociedad proteja y defienda a las mujeres acosadas por hombres despechados.

Se fue

El secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moom, ha retornado a su poltrona de Nueva York, no sin antes dejar una humareda de controversia levantada por su pedido ante el Congreso Nacional para que por compasión se otorgue nacionalidad a miles de haitianos residentes en territorio dominicano.
El uso del término “apatridia” en ese discurso hace retrotraer el debate sobre control migratorio a infamantes escenarios que se creían ya superados. De todas maneras, con la partida de tan distinguido visitante, lo mejor sería que retorne la calma y el imperio de la ley.

 

El Nacional

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