Editorial

Duarte para jóvenes

Duarte para jóvenes

Al festejarse hoy el 202 aniversario del nacimiento de Juan Pablo Duarte, nunca como ahora se hace imprescindible presentar ese insigne patricio a una juventud que ignora que es el padre de la nacionalidad dominicana, cuyo pensamiento sustenta el principio de independencia y soberanía de la nación.

Los jóvenes de hoy deberían saber que Duarte concibió la dominicanidad mucho antes de cumplir los 25 años, por lo que en él fue un sueño juvenil que pudo concretizar por su singular fervor patriótico, su sin par liderazgo y sublime condición de apóstol.

El anhelo de una República Dominicana estuvo primero en corazón y mente de Duarte, aunque antes otros líderes acometieron fallidas empresas separatistas, la mayoría de los cuales pretendían sustentarse en columnas coloniales, porque para el prócer, vivir sin patria sería lo mismo que vivir sin honor.

En este mundo convertido en aldea global, donde el coloniaje se impone a través de organismos multilaterales y organizaciones no gubernamentales, la obra redentora de Duarte sirve de fortaleza para que los dominicanos resguarden su legado.

En gentilicio dominicano ha sido por años injustamente zarandeado de uno a otro confín del planeta en estrepitoso esfuerzo por borrar de la faz de la Tierra la obra de Duarte, como si fuera posible detener el viento o contener todas las aguas del mar.

Fue por eso que el fundador de la República dijo que “los enemigos de la patria, por consiguiente nuestros, están todos muy acordes en estas ideas: destruir la nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar la nación entera”.

Con la celebración del nacimiento de Duarte, se inicia hoy el Mes de la Patria, que debería estar dedicado a la juventud, que penosamente no conoce al Duarte joven, quien a los 25 años creó la sociedad secreta La Trinitaria y a los 31 vio cumplido su sueño de separación de Haití y fundación de la República.

El mejor homenaje con que los dominicanos deben reverenciar hoy a Duarte, debe de ser el compromiso de defender su obra, la de una nación libre que se sustenta en su innegociable independencia y soberanía, porque trabajar por la patria “es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos”.

El Nacional

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