El comportamiento de la economía dominicana en 2015, que en términos generales ha sido auspicioso, demuestra que para poder continuar por el sendero del crecimiento económico se requiere que Gobierno y sector productivo superen la cultura de la insularidad.
Un informe de la Comisión Económica de América Latina (Cepal) señala que la economía local crecerá este año un 6,6% del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que para 2016, el crecimiento sería de un 5,2%, lo que la consolida como una de las más dinámicas de la región.
Aunque factores internos como recuperación de las zonas francas, reducción del déficit fiscal y control del gasto han sido incidentes, las mayores causas en el crecimiento del PIB dominicano están relacionadas con el sector externo de la economía, como turismo, remesas e inversión extranjera.
No se niega que la gestión política económica y monetaria del Gobierno ha sido generadora del dinamismo que se reconoce a la economía, pero es menester señalar que también inciden factores externos como la recuperación de la economía estadounidense y la reducción en los precios del petróleo.
La lección que ofrece el buen comportamiento de los indicadores económicos sería la de que el Gobierno y el empresariado concilien sus estrategias de estabilidad y desarrollo con las perspectivas que se señalen sobre el entorno internacional.
De acuerdo al informe de la Cepal, Gobierno y autoridad monetaria cumplieron en 2015 con las metas de control de inflación (3%), déficit fiscal (2,4%), reducción de la cuenta corriente (2,0%), incremento de los ingresos (4,8%), aumento de gasto de capital (33,3%) y control del gasto (5,9%).
Nunca debe olvidarse que la notoria recuperación de la economía de Estados Unidos ha incidido en el incremento de las exportaciones de zonas francas, expansión del turismo y aumento de las remesas, factores que junto a la expansión de la demanda interna signan el buen desempeño de la economía global.
Este país ha dejado de estar enclavado en una isla del Caribe, porque hoy el presente y futuro de su economía está relacionado de manera directa con todo lo que suceda o deje de suceder allende los mares, lo que obliga a Gobierno y sector privado a tener siempre el catalejo sobre sus ojos.