La economía dominicana está normada por el dólar. Todo se valoriza en la moneda norteamericana, y se paga con el equivalente. Caminando en el 60 por uno, la economía da tropezones
En los establecimientos comerciales todos los productos son valorizados por el dólar o su equivalente. A simple vista hay un proceso inflacionario, que los economistas tratan de no ver.
Pero todos los dominicanos se dan cuenta de los graves problemas que genera una economía casi paralítica, que tiene que ser dirigida para el bien de todos los sectores.
Las autoridades monetarias están en la obligación de establecer una prima que vaya de acuerdo con las necesidades del mercado, pero se tiene que ver la realidad de que a la mayoría de los dominicanos la valoración peso-dólar le es dañina.
El más beneficiado de esta coyuntura es el turismo. La alta prima significa que tendrán más posibilidades de atraer a miles de visitantes, que encontraran aquí un paraíso a bajo costo. Los hoteles Todo Incluido son los más beneficiados, en planes que representan una buena ganancia y una economía para los visitantes.
Por lo pronto, es difícil que baje la prima del dólar, por lo que a pesar de las presiones populares, a duras penas si alcanzará algunos productos y servicios. Las autoridades se deben dar cuenta de este problema que se representa en la economía popular, y devenir inmediatamente a buscar correctivos. La población luce desesperada y una rebaja general de productos, le daría confianza en el año que viene.
El gobierno no puede tomar medidas a la carrera o desesperadas, por lo menos debe comenzar a controlar los precios de los artículos de primera necesidad y los servicios. Siempre digo que el desarrollo económico tiene que ser para ayuda de los más necesitados, de la clase media, y de paso para el empresariado.
Vivimos en un conglomerado de múltiples niveles, y a cada uno se le debe atender de acuerdo con sus necesidades. No hay que ser economista, sino un buen observador, para comprender que el peso no se pude jalar mas, y que las desavenencias económicas solo producen mayores cargas de miseria y abandono en el desarrollo popular.
La macroeconomía puede estar en alza y pujante, pero nunca se debe olvidar la valoración del colmado, una fragua dónde de acuerdo al fuego se impulsan rasgos de popularidad, pero también se queman aspiraciones. Dejemos el dólar de acuerdo a lo que recomienden los economistas, pero que se tome inmediatamente en consideración a la población que debe valorar en dólares sus compras hechas en peso.
Manuel Hernández Villeta