Editorial

El agua es vida

El agua es vida

El Día Mundial del Agua, instituido desde hace 21 años por la Organización de Naciones Unidas (ONU), pasó ayer sin pena ni gloria en República Dominicana, a pesar de que tan valioso recurso ha sido diezmado por causa de deforestación y contaminación de ríos, fuentes acuíferas subterráneas, así como su uso irracional.

La ONU ha advertido, no solo por la disminución de los caudales, sino por el aumento en la demanda del agua de hasta un 20 por ciento en los próximos 15 años para su empleo en la agricultura, especialmente para la producción de biocombustibles.

Es por eso que en 2014 el tema para conmemorar tan importante efeméride fue el de Agua y Energía porque ambos recursos se requieren mutuamente para su incremento y satisfacer necesidades básicas de la humanidad y el desarrollo, al punto que el ocho por ciento de la energía generada en el planeta se utiliza para tratar, bombear y transportar agua para el consumo humano.

El agua dulce se emplea también para la producción de energía geotérmica, que se obtiene mediante el aprovechamiento del calor del interior de la tierra, y como mejor ejemplo de la relación de esos dos elementos se mencionan las hidroeléctricas, que en Brasil suplen el 70 por ciento de la capacidad instalada de generación eléctrica.

Es una pena que las poblaciones de la Isla Hispaniola (República Dominicana y Haití) no hayan consolidado conciencia sobre la necesidad de preservar, cuidar sus cuencas fluviales, hoy severamente diezmadas como los ríos Artibonito, Yaque del Norte, Yaque del Sur, Yuna, entre otros.

El Día dedicado a resaltar el valor del recurso agua coincide con una severa sequía estacionaria que afecta a gran parte del territorio nacional, lo que ha provocado una drástica disminución en los niveles de las fuentes que abastecen los principales acueductos, además de escasez del líquido para uso de riego y para la generación eléctrica.

Los recursos hídricos en todo el mundo están severamente afectados por el cambio climático y por la irracionalidad en su uso y preservación, lo que colocado al agua en uno de los bienes naturales más agredidos por el hombre, a pesar de que sin agua no es posible la vida.

La población está compelida a economizar agua, a preservar las áreas de bosques donde nacen ríos y se derivan fuentes acuíferas subterráneas y a entender que es su obligación garantizar en heredad a las futuras generaciones agua suficiente para uso y consumo humano, para impulsar la agricultura, pecuaria, industria y generación de energía eléctrica. El agua es vida.

El Nacional

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