Si no se aclara la corrupción que se denunció en el canódromo, con las consiguientes responsabilidades, la reforma de que se habla en la Policía perderá mucho crédito.
Se pensará, con razón, que por influencia, miedo o compromiso se protegió se protegió a los administradores del centro de retención de vehículos.
A estas alturas la comisión designada para investigar las irregularidades, aparte de las agresiones protagonizadas por los agentes de la Digesett contra el defensor del Pueblo y periodistas no ha dicho ni esta boca es mía.
Por: Juan I. González