Mientras más caótico y desordenado es el tránsito terrestre en este país, mas se encarece el papeleo derivado de la carnetización y demás, que exige y emite el Intrant para la regulación de ese sector, que ahora hace más costosas las tarifas existentes para alimentar una entidad sin reconocimiento público que nadie quiere, salvo los amantes y aprovechados del tiguerage que lidera el caos y el desorden de ese instituto.
Una entidad que en vez de organizar estrategias para mejoría del servicio a la ciudadanía, especialmente a los titulares del volante, responden con un odioso aumento de costos de todo papeleo vinculado a un organismo que no ha tenido ninguna luna de miel con la población. No hay huellas creíbles de mejoría del servicio en comparación por ejemplo, con Amet en sus años de inicio.
Lo más innovador que hemos observado los que frecuentamos en las calles, es el incremento del uso de conos para normar el uso de determinados carriles. El nivel de locura, arrebato e irresponsabilidad en el tránsito vehicular actual no tiene precedentes. Para otorgar la licencia de conducir a los nuevos postulantes se debiera aplicar un test/medidor del grado de valentía de cada aspirante, aparte de las técnicas y procedimientos que legalizan la aprobación de ciudadanos/nas para la conducción de vehículos, ya el manejo vehicular en este país es para gente brava.
Y peor aún, con la suma diarios de nuevos conductores pre adaptados a esta locura, con choferes de vehículos pesados presumiendo de grandes, de minibuses y voladoras privando en tigres, y de vehículos del momento y de reconocida gama privando en ricos y poderosos, más el concho, con expertos en desafío y chantaje a los demás conductores, considerándose como los machos más atrevidos del país.
Otros del terror son los motociclistas y el subsector de motoconchos, enseñados y apoyados por la Amet y por Intrant, pues con su anuencia cruzan y doblan en rojo y transitan en vía contraria sin casco y sin papeles. Los deliberes completan este temeroso panorama: son empleados de colmados y colmadones, imprudentes como el que más; algunos que fuman Hookah mientras trabajan, y otros que hacen mensajería con mercancía prohibida, pero la mayoría imprudente y con ruido estridente de sus motores sin que nadie los reprenda. Mientras la locura del tránsito terrestre esta en el clímax, el aumento de costos de alto porcentaje al papeleo regulatorio del Intrant en medio de este desorden llegó al colmo.
Por: Lic. Santiago Martínez