Por: Angel Berto Almonte
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DAJABON.-En diferentes épocas y por mediación de diferentes entidades y personas, se han encaminado diversas gestiones en aras de recuperar el antiguo esplendor y el verdor de el Cerro Juan Calvo, un patrimonio natural que, en esencia, se constituye en una reserva forestal en donde conviven diversas especies silvestres de la fauna y la flora local y que, además, es el principal pulmón ecológico de la ciudad de Dajabón y sus alrededores.
Una de estas iniciativas la constituyó la creación de la Sociedad Ecológica de Dajabón-SOEDA-, entidad constituida por un conglomerado de dinámicos y esforzados jóvenes del activismo cultural, social y comunitario que asumió, a partir de la década de los 90,s y casi como un deber patriótico, la recuperación del control del perímetro del cerro -que corría el inminente peligro de ser engullido por centenares de campesinos sin tierra-.
La reforestación y restablecimiento paulatino de su capa vegetal, la construcción de una edificación en donde habría de funcionar un Centro de Educación Ambiental y la conversión de todo su entorno en un espacio propio para la realización de actividades educativas, instalación de campamentos para excursionistas y la acogida de visitantes ávidos de disfrutar del clima sano en convivencia con la naturaleza.
Habiendo superado los escollos iniciales,contando con ciertos niveles de financiamiento y el apoyo de diferentes organismos comunitarios, la SOEDA implementó un amplio programa de trabajo que permitió crear conciencia entre la población sobre la necesidad de mancomunar esfuerzos para preservar y robustecer este bien común.
De tal suerte, el destino del Cerro Juan Calvo ha estado cifrado en la buena fe y la abnegación de un puñado de héroes anónimos quienes, padeciendo dificultades, apagando a duras penas los múltiples incendios inducidos y combatiendo a quienes no ven más allá de sus propios intereses, han hecho de la defensa y preservación del promontorio una parte integral de sus vidas.
En el presente, luego de varios acuerdos, arreglos y la emisión de leyes, decretos y disposiciones administrativas, la administración del perímetro del histórico cerro ha sido puesta bajo el control del organismo local del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Dicha entidad ha instalado allí un vivero destinado a reproducir en gran escala las plántulas de caoba y pino así como de mango, cajuil y otros frutales, destinados a los planes oficiales de reforestación en todo el entorno fronterizo dominico haitiano y, como es natural, la propia zona de influencia del cerro en cuestión.
Se ha esbozado la instalación de un mirador paisajístico y ecológico así como de un observatorio planetario en las alturas del promontorio, para uso y disfrute de los visitantes; para ello fueron
habilitados los viejos senderos y se labora en la instalación de banquetas y áreas sombreadas para el descanso.
En coordinación con la Agencia para el Desarrollo Estratégico y Territorial de Dajabón –ADETDA-, se ha proyectado el aprovechamiento de las instalaciones físicas y los terrenos aledaños para la impartición de cursos de capacitación técnica, producción de dulces, conservas y mermeladas, educación ambiental, desarrollo de apiarios para la producción de miel y reproducción de flores y plantas ornamentales destinadas a la venta.
Iniciativas, todas ellas dirigidas a lograr la integración y entusiasmo de los comunitarios, y de manera especial, los moradores de la comunidad de Los Miches, vecina al cerro, en la defensa y preservación de este patrimonio natural.
Otras ideas han sido vertidas por los académicos y estudiantes de la carrera de Turismo ofrecida por el recinto local de la Universidad Tecnológica de Santiago–UTESA-, quienes, al igual que ADETDA, han esbozado el diseño de una Ruta Turística de la provincia Dajabón, que importantiza el valor histórico del cerro Juan Calvo, haciendo hincapié en su potencial ecológico.
Dicho proyecto contiene interesantes planteamientos que, de ser implementados debidamente, podrían contribuir con el lanzamiento de la provincia como destino turístico de carácter histórico, cultural y de montaña, a tono con las aspiraciones de la clase dirigente, el sector comercial y empresarial y la población en su conjunto.
Como se ve, el emblemático baluarte que fue escenario de tantos episodios notables del acontecer dajabonero, se proyecta como el punto de despegue para el
desarrollo turístico de la provincia y como referente de la historia, cultura e idiosincrasia regional.
El rescate del entorno ambiental de esta simbólica atalaya, su preservación y puesta al servicio de las mejores causas del pueblo dominicano, constituyen el mejor homenaje que podemos hacerles a hombres del coraje y la templanza de Desiderio Arias, quien vivió –y murió- dando la cara en defensa de la región y sus moradores.
Como dajabonero por adopción, llevo prendida en el pecho la ardiente candelita de los años de luchas y sacrificios por los que transitaron generaciones enteras de aguerridos hijos de la Línea Noroeste, defendiendo los postulados y prerrogativas de su lar nativo.
Entre éstos, justo es decirlo, el deber y la lealtad familiar me exigen hacer mención de Hipólito Reyes Chávez, abuelo del suscrito, el cual formó parte de las milicias de combatientes que operaban a las órdenes de Desiderio en las primeras décadas del Siglo XX y quien, entre los cuentos y leyendas sobre estas hazañas -con las que de continuo entretuvo nuestros años de infancia en los campos de la frontera-, siempre mencionó con respeto y devoción a aquel “hombre de valor, que a nadie hizo mal y a nadie mató”.
En la cima del Cerro Juan Calvo, junto al acompasado vaivén de las copas de los pinos y las rocosas moles ígneas, los manantiales que de nuevo se descuelgan desde la loma como alocados corceles y el furioso batallar de las ráfagas de viento disputándose el reino de las alturas, el
espíritu del viejo cacique pervive, todavía, velando por el bienestar de su gente. Este material fue facilitado por el prestigioso historiador Sergio Reyes, quien es egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).