El Colegio Dominicano de Notarios es uno de los gremios donde existe una gran confraternidad entre sus miembros, pese que allí convergen las principales fuerzas políticas del país, las cuales llevan sus propios candidatos a la presidencia de la entidad, y cuando terminan las elecciones desaparece cualquier diferencia. El comportamiento de los oficiales públicos, que así también se les llama a los notarios, es un paradigma para las demás organizaciones profesionales, pues en éstas últimas se registra una lucha a ultranza por conseguir la dirección de sus sindicatos.
El Colegio Médico Dominicano también es un núcleo sindical que es modelo de unidad y propósitos para lograr reivindicaciones para sus miembros, sin importar su afiliación partidaria. Hay agrupaciones que donde se suscitan contradicciones y agresiones que dan la impresión que están detrás de un botín.
Es justo destacar que los notarios, unos 7 mil, tienen un local propio, un Reglamento del Fondo de Pensiones y Jubilaciones, y una ley que regula su ejercicio. Actualmente se elaboró un anteproyecto pendiente de Ley del Notariado Dominicano, el cual regula el ingreso a la función notarial y la actuación de los mismos.
Para ser notario se requiere como condición principal ser abogado, y otros requisitos reglamentados por la Suprema Corte de Justicia, para designar a quienes reúnen las condiciones para ejercer el ministerio. Una conquista lograda por el Colegio es la afiliación a un seguro médico que incluye a sus descendientes. Los fondos del gremio son administrados escrupulosamente, fiscalizados por la Suprema Corte, conforme con el artículo 12 de la Ley 89-05, que crea la colegiatura. Una auditoria realizada por la firma Radh & Asociados no encontró ninguna irregularidad y aseguró que los recursos fueron razonablemente aplicados.
POR: Hugo A. Ysalguez
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