Opinión Carta de los Lectores

El Episcopado y Haití

El Episcopado y Haití

   Los nuevos voceros de la Conferencia del Episcopado Dominicana parecen que se preocupan más de los problemas de lo indocumentados e ilegales haitianos, que de los dominicanos.

   Hace mucho tiempo que no se ve una línea de los obispos dominicanos defendiendo a los necesitados, a los hambreados, a los marginados nacionales. La  jerarquía católica no se debe ni puede desligar del pobre, y de la situación nacional.

   Lo malo de sus pronunciamientos en torno a los indocumentados,  es que coinciden con los que hacen campaña para que se establezcan cuotas y permios especiales, para que los indocumentados se manejen a la libre en el país.

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   También siguen pidiendo un trato muy especial para las parturientas haitianas. La carga sanitaria y económica que significa la atención a las haitianas consume una gran parte del presupuesto nacional.

   Los organismos internacionales y las grandes potencias son las que tienen la responsabilidad de establecer campamentos de refugiados dentro de Haití y facilitar asistencia médica a las que lo necesiten.

   Pero las Naciones Unidas y  la Organización de Estados Americanos solo hacen denuncias sin buscar correctivos. Demás está decir que desde hace tiempo estos organismos consideran que la salida a la crisis haitiana debe partir desde nuestro país.

   Con una economía en crisis y la proletarización de la clase media, a la República Dominicana le es imposible acudir de lleno en ofrecer asistencia a Haití, aunque dentro de las posibilidades se debe mantener cualquier paso de solidaridad.

   No solo es necesario, como muy a la ligera lo hace el Episcopado, pedir a las grandes potencias que se ocupen del problema, que parte obligatoriamente de que no se le eche sobre los hombros de los dominicanos.

   Cierto que la iglesia tiene  que ser solidaria, pero ello no conlleva pedir mayores sacrificios a los dominicanos, y compartir ecuaciones con los  que han demostrado preferencias, si a su juicio el caso lo ameritara, de establecer campamentos de refugiados en el país.

   Hace falta en la Conferencia del Episcopado Dominicano la mística del Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez de siempre ir en defensa  de lo nacional. Con el paso del tiempo da la impresión de que ha tomado puntos de dirección en estos comunicados, la pastoral eclesiástica haitiana.

   La solidaridad siempre tiene que estar dentro de los primeros planos, pero no se puede pedir al país que haga más sacrificios o que sucumba por asistir a los indocumentados e ilegales.

Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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