El limón ocupa uno de los primeros lugares dentro de los frutos que refuerzan las defensas del organismo para evitar enfermedades, principalmente de las vías respiratorias, por su gran contenido de vitamina C.
Además de estos beneficios existen otras bondades que posee este poderoso antioxidante, que muchas personas desconocen.
La vitamina C o ácido ascórbico posee gran poder desinfectante y tiene además una acción antitóxica frente a los venenos microbianos y medicamentosos.
Ayuda a cicatrizar heridas de todo tipo, aplicándolo interior y exteriormente.
El limón es muy rico en minerales, entre los que se destacan potasio, magnesio, calcio y fósforo (contiene también sodio, hierro y flúor ).
El potasio, por ejemplo, es un elemento esencial para la vida y beneficioso para el tratamiento de la hipertensión arterial.
Este fruto cítrico cuenta con algunas vitaminas del complejo B (B1, B2, B3, B5, B6, PP).
La B1 (tiamina) previene y cura la enfermedad del beriberi, cuyos síntomas son parálisis, edema e insuficiencia cardíaca.
Interviene además en el metabolismo de los hidratos de carbono.
Es un fruto que podríamos definir como medicinal por excelencia ya que actúa como curativo en más de 150 enfermedades.
El limón, además, posee muchas características culinarias, una de ellas es que evita la oxidación de algunas frutas y verduras cuando están expuestos al aire, o sea que impide que estas se pongan negras.
Sirve también para aromatizar sopas, salsas, verduras, pasteles, cremas pasteleras y sorbetes.
Puede reemplazar al vinagre en una salsa vinagreta, con lo que aumenta entonces ligeramente su valor nutritivo.
Se emplea para marinar y ablandar carnes, aves, pescados.
A la hora de comprar limón es recomendable elegir frutos compactos y pesados, de cáscara amarilla ligeramente lustrosa y prieta. Descarta los limones arrugados o de color apagado o amarillo muy oscuro, seguramente no serán frescos. Los limones con la cáscara verde son más ácidos.