Con 5, 549,184 millones de seres humanos, una densidad de 16 habitantes por kilómetros cuadrados —nuestro país tiene 223 habitantes por kilómetros cuadrados—, su superficie es de 338,145 kilómetros cuadrados —la República Dominicana tiene 48,442—, y un ingreso per cápita de 67,070 dólares, este país ha sido declarado por octava vez consecutiva como el más feliz del mundo: me refiero a Finlandia.
Primero colonia sueca durante varios siglos, luego ocupada por el zar ruso Alejandro 1, y posteriormente declarada su independencia en el año 1917, Finlandia ganó este galardón otorgado por el World Happiness Report 2025, por sus envidiables estadísticas en el PIB per cápita, la esperanza de vida, programas sociales y la percepción de libertad.
Estos codiciados números son los que crean el escenario propicio para que la población exprese opiniones favorables sobre su alto nivel de vida, lográndose allí lo que algunos llaman la «infraestructura de la felicidad».
Finlandia pertenece a lo que es reconocido como el «modelo nórdico», sistema socio económico que conjuga la economía de mercado con una vigorosa participación estatal, dándole tranquilidad a la ciudadanía en el devenir tanto inmediato como mediato de sus vidas.
A la seguridad social finlandesa, hay que agregar la notable educación de la gente, que más que un privilegio —en nuestros países es un protervo y odioso privilegio—, es un derecho.
En los países nórdicos —Finlandia, Suecia, Dinamarca, Noruega e Islandia—la esperanza de vida está por encima de los 80 años.