Opinión Libre Pensar

El presidente y el otro decálogo

El presidente y el otro decálogo

Oscar López Reyes

La gestión del Estado clama porque incumbentes sean moldes/espejos en la conducción de sus instituciones, primordialmente en los carretes socio-humanos y profesionales. Conseguir esa meta conlleva a ser comprensivos y ganar confianza, en un ambiente de trabajo óptimo; a mejorar procesos y colocar a su lado a servidores de pensamientos críticos e inteligentes/observadores como los delfines y los elefantes.

El presidente Luis Abinader ha firmado, junto a altos funcionarios, un documento sobre el compromiso ético gubernamental, que estamos resumiendo en otro decálogo, amparados en el del 2020.

El siguiente es el decálogo que sugerimos el 21 de julio de 2024:1) Controlar rigurosamente la ansiedad y la vanidad; 2) Vigilar estrictamente el manejo de los recursos públicos; 3) Ser un modelo verificable de integridad y transparencia; 4) Apasionarse con la calidad en los planes de desarrollo; 5) Respetar los derechos y la dignidad de los subalternos; 6) Flexibilizar, en la gestión humana, para el rendimiento laboral; 7) Agarrarse a la humildad y sensibilidad, sin avasallar por la jerarquía; 8) Escuchar para las acciones correctivas y la innovación; 9) Ser coherente entre el decir y el hacer, predicando con el ejemplo, y 10) No dejarse arropar por chismes y rumores fomentados por cercanos.

En el otro decálogo compendiamos el documento Compromiso Ético, preparado por la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental (Digeig) y suscrito por el presidente Abinader.1) Actuar con apego absoluto a la Constitución y las leyes; 2) Acoger, estrictamente, los actos que emanen del Poder Ejecutivo y demás poderes del Estado; 3) Cumplir, en tiempo oportuno, la Ley de Declaración Patrimonial de Bienes; 4) Manejar apropiadamente los fondos públicos y practicar el buen gobierno; 5) Luchar, firme y decididamente, contra la corrupción y por la institucionalidad; 6) Colocar el interés general de la Nación por encima de las utilidades partidarias, grupales, familiares y personales; 7) Desvelarse por la aplicación y consolidación de un modelo de gestión pública que garantice los derechos de las personas y los servicios oportunos y buena calidad a los ciudadanos; 8) Incentivar y motivar a los colaboradores de la institución para el mejor desempeño, la renovación permanente de sus conocimientos y el fortalecimiento de la ética; 9) Actuar con respeto, humildad, decoro y honradez en la vida tanto pública como privada, y 10) Rendir cuentas de las actuaciones y entregar, antes del plazo estipulado por la ley, las informaciones requeridas en el ámbito de la competencia.Los dos decálogos fortalecen la transparencia, la rendición de cuentas y la institucionalidad.

La clave está en su cumplimiento y tócale al MAP y la Digeig diseñar un instrumento de medición, con sanciones específicas vinculantes. Así ayudarán al presidente de la República en el referido cumplimiento.