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El príncipe Alexander

El príncipe Alexander

Al joven príncipe Alexander le gustaba mucho pasear solo por el bosque. Un buen día, se encontró con una viejecita que estaba sentada sobre una piedra.

A sus pies tenía dos cestas repletas de frutas, que pesaban mucho para ella.

_Me siento muy cansada – le dijo la anciana al príncipe-. ¿Podrías llevarme a cuestas hasta mi casa?

El joven hizo lo que la viejecita le pedía y así llegaron a la casa.

En la casa una jovencita, más bien fea, cuidaba unos patos.

La viejecita agradeció al príncipe su bondad y le pidió que aceptara una perla como regalo.

Cuando el príncipe llegó al Palacio se la mostró a la reina, y ésta comenzó a llorar, pues esa perla la llevaba su hija cuando desapareció en el bosque muchos años antes.

La viejecita contó a la muchacha que por la generosidad del príncipe ella había quedado liberada del hechizo que la convirtió en fea.

Desde ese momento la jovencita recobró su hermosa y la reina llegó a la casa de la viejecita y se encontró con su hija perdida.

El Nacional

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