Desde que la política fuera concebida como tal, por allá en la politeia, la misma se estableció como una manera de entenderse. Las comunas se reunían en dicho espacio y a través del diálogo se consensuaban las diferencias para al final tomar las decisiones correctas; de ahí el nombre de políticos a quienes buscaban el entendimiento a través del lógico razonamiento.
Desde el punto de vista científico esa es la manera correcta para nombrar a quienes se dedican a la práctica de este noble ejercicio, en donde diálogo y entendimiento son las materias primas para solucionar situaciones.
Ahora bien, ¿qué ha estado pasando que este concepto y con el paso del tiempo se ha ido resquebrajando, a tal punto que en ocasiones sentimos ha pedido su esencia? sencillo, muchos de los que desde la cima de los partidos han “cogido” los medios (y en esto nos referimos a todos los que se han estado dedicando al ejercicio de esta ciencia), se han creído ser los amos y señores de ciertas verdades que en ocasiones no son más que escaramuzas para en la mayoría de las ocasiones lograr sus objetivos.
Es por ello, que al estudiar este concepto desde el punto de vista de nuestra cultura, no hemos encontrado a dos personajes con el pensamiento sobre esta materia más acabado como los tenían tanto el profesor Juan Bosch como el doctor José Francisco Peña Gómez.
Estos encarnaron hasta en su psiquis este concepto pero desde el punto de vista de lo que es la dialéctica más aproximada a la verdad de dicha concepción.
Claro está, dentro del tema que analizamos hay excepciones de notables personalidades que aunque han entendido el mensaje de estos dos nobles pensadores, sentimos que en ocasiones han llevado a la práctica dicho concepto, pero repetimos, no a la altura de lo que desde la teoría debe primar para llevar el citado término a lo que realmente es.