La Ley de Cine ha sido el más grande y exitoso aporte del siglo al arte y al desarrollo de la cultura de República Dominicana.
Gracias a ella hemos visto emerger una industria que, para el 2018, República Dominicana se convirtió en el líder en Latinoamérica, en cuota del mercado del cine propio con un 21%, superando a países como Brasil, Argentina, Chile y Perú.
De la misma manera, en líder en Iberoamérica con un 26.4%.
Durante el 2021, las producciones cinematográficas en República Dominicana superaron los RD$15,000 millones.
El cine dominicano es una realidad que ya atrae a grandes productores e inversionistas extranjeros, como es el caso del afamado actor Vin Diesel, quien desarrolla el proyecto de un estudio cinematográfico de alta gama en el enclave turístico de Punta Bergantín de Puerto Plata, sin contar el de Lántica Media, que ya opera en Juan Dolio.
Pero, el diablo nunca duerme…
Se escuchan tambores lejanos que anuncian la eliminación de los incentivos a la mejor conquista que la gente del arte y la cultura alcanzó en el gobierno del presidente Leonel Fernández.
En aras de una cacareada “reforma fiscal” se escucha una fúnebre tonadilla de presagios y malos designios en contra del cine dominicano.
La misma nos recuerda el juego infantil de “el zum zum de la calavera”….
Y no se puede mirar hacia atrás, por lo que dice el estribillo final.