Si las matemáticas no fallan, Joe Biden se llevará la mayor tajada de los 53 votos al Colegio Electoral todavía pendientes de adjudicar en los Estados de Pensilvania, Georgia y Nevada, donde el candidato demócrata mantiene ligera pero consistente ventaja.

Al tenor de esa realidad, sería muy difícil que el panorama político cambie en favor del presidente Donald Trump, quien a sabiendas de su situación usó la noche del viernes la palabra “quizás” para referirse a la posibilidad de que las cuentas se reviertan a su favor.

Biden, en su tercera comparecencia, mantuvo el criterio de no declararse ganador, pero dijo que al final de los escrutinios conseguiría del Colegio Electoral, 30 votos más de los requeridos para convertirse en el 46º. presidente de los Estados Unidos.

Aun así, aún no se despeja el peligro de que el accidentado proceso electoral estadounidense desemboque en una crisis institucional y política, aunque ese temor disminuye en la medida que líderes del Partido Republicano se despegan de las posiciones un tanto radicales de Trump, lo que se interpreta como una admisión adelantada de la derrota.

Es verdad que la discusión sobre el resultado electoral podría llegar hasta la Corte Suprema, pero cuando en Las Vegas informen a los apostadores quien ganó, ahí mismo termina el juego. Otro indicio importante de por dónde van las cosas lo indica la protección de jefe de Estado que el Servicio Secreto brinda ya a Joe Biden.