Uno de los rasgos más atormentadores de la miseria extrema o de la falta de educación y responsabilidad, son las adolescentes embarazadas y madres solteras. No es de alarmarse, sino de encontrar soluciones.
En los barrios nadie orienta sobre los inconvenientes de que una niña salga embarazada. Por la promiscuidad en que se vive, parecería que es muy difícil que no se produzca un embarazo no deseado.
Cuando una adolescente sale embarazada y proviene de la marginalidad social, el problema se amplía porque se lastra el abandono y la miseria extrema. Nadie ayuda a la madre, ni siquiera el padre responsable del embarazo.
A la casa retornan la madre y su hijo para iniciar un camino que no la conducirá a ninguna parte, y que sólo servirá para echarle en cara a la sociedad que no ha sabido hacer frente a sus obligaciones.

Las madres adolescentes tropiezan por la falta de orientación, el hambre y la miseria que cunde en las barriadas, así como las oportunidades cerradas, que se piensa pueden ser abiertas por un concubinato fuera de tiempo.
En otros niveles sociales se origina la madre adolescente, pero son menores los casos y pueden ser tratados individualmente.
Los dos están hermanados por una sociedad que contempla los casos como datos estadísticas, pero sin tener soluciones a mano.
Uno de los causales que sufren todas las embarazadas o madres adolescentes es que son expulsadas de las escuelas, sea temporal o permanente. La mayor parte de las expulsadas no continúan con los estudios.
Con un muchacho al hombro, con baja escolaridad, sin futuro en perspectiva y con presente en nebulosa, esa víctima del abandono social no sabe como enfrentar el problema.
El ministerio de Educación debe prohibir que se saque de las aulas a las adolescentes embarazadas y que por el contrario se le dé una orientación que le permita hacer frente al problema.
El ministerio de Salud Pública no debe ver el caso únicamente desde el punto de vista de las estadísticas, sino realizar amplias jornadas de trabajo social y de explicaciones sobre lo complejo de un embarazo antes de tiempo.
Estamos ante un problema social, más que un asunto individual. Es la sociedad la que le falla a esas adolescentes que pasaron a ser madres solteras, y que muchas veces no se dan cuenta de la gravedad del problema, y de la traba social que tendrán que enfrentar.
Necesaria es la orientación, la responsabilidad, mejorar los niveles de vida de la población, y enfrentar el hecho de que esas niñas son víctimas que deben ser rescatadas para que vivan con normalidad.
Manuel Hernández Villeta