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En defensa de Israel

En defensa de Israel

Orlando Gomez

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Como mencionara en mi artículo anterior sobre este tema, quizás lo más llamativo del conflicto en Gaza y el ataque terrorista del 7 de octubre en Israel ha sido la cobertura que hasta el momento le ha dado la prensa. El contraste es aún más marcado ya que esta ocurre después, y de forma simultánea, con la invasión rusa a Ucrania, lo que necesariamente debe llamar la atención por el abordaje desigual a ambos conflictos y genera preguntas de por qué ese es el caso.

La cobertura de la invasión rusa a Ucrania ha sido marcada por el cuidado en la forma de reporte los eventos en la guerra, las bajas militares para ambos bandos y el impacto que está teniendo ese conflicto sobre las vidas de los civiles. Se nota un sano escepticismo respecto de las informaciones que ofrece Rusia sobre la guerra ya que estos se han destacado por no ser narradores confiables y usar las mentiras no solo como una herramienta de guerra sino como un pilar fundamental de su sociedad y sus líderes políticos.

Y por igual, es palpable el cuidado en reportar avances en el frente de lado y lado por entenderse que en una guerra es difícil discernir de forma inmediata ese tipo de progreso, lo que habitualmente les pone en la posición de reportar cambios en el frente con hasta más de 48 horas de retraso desde el momento que estos ocurrieron.

Esto es directamente lo opuesto a lo que viene ocurriendo con el conflicto en Gaza. La prensa se ha venido haciendo eco, sin ningún tipo de reserva o advertencia a sus consumidores, de las informaciones que reporta el grupo terrorista Hamás y sus representantes en los diversos estamentos donde estos operan, incluyendo el Ministerio de Salud de Gaza.

Reportan las cifras, indistintamente de lo descabelladas que puedan lucir, sin hacer comprobaciones directas y ni siquiera admitiendo un tiempo razonable para verificarlas o permitir a un ente neutral que lo haga. Al igual que Rusia, no hay ninguna razón de darle credibilidad al grupo terrorista Hamás y las informaciones que estos comparten ya que mentir o exagerar es parte de sus herramientas de guerra y tienen un alto incentivo para hacerlo.

Un fácil contraste para medir la actitud de la prensa en el conflicto de Gaza es la forma en que fue reportado el “bombardeo” del hospital árabe al-Ahli en Gaza comparado con la forma en que se reportó el ataque en el café de Hroza en Ucrania.

Estos eventos ocurrieron a una diferencia de 12 días entre uno y otro, y sin embargo, el nivel de atención, cuidado y seguimiento fue notoriamente distinto. Mientras en Ucrania primero se procuró confirmar el ataque, reportar los fallecidos con las cifras oficiales, las cuales fueron variando con el tiempo en la medida que se confirmaban los fallecidos luego de despejar los escombros, y luego verificar directamente los acontecimientos para dar esas informaciones como confirmadas, en Gaza se reportó como un hecho el bombardeo del hospital, la cifra de muertos y la responsabilidad de Israel.

La forma de reportar los eventos del hospital al-Ahli provocaron una revuelta global en contra de Israel, no obstante, un mes después, haberse demostrado que el hospital no fue bombardeado sino el parqueo, no haberse podido confirmar los fallecidos (si alguno), y haber claros indicios de que resultó de un intento fallido de lanzamiento de misil de Hamás.