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En grupo

En grupo

Eduardo Álvarez

Avanzamos, aislados apenas revisamos. Cuando eres parte de un grupo, y no participas, te mantienes al margen. Corres el riesgo de enviar señales equivocadas sobre tu juicio o valoración sobre los demás.

Incluso sobre la importancia que tiene para ti el mundo que te rodea. La empatía demanda un alto sentido de solidaridad e identidad.

Quiero apostar a ti. Nada como socializar. Nos hace inmensos. Los demás son una extensión de nosotros. Fuertes  e invulnerables. Factibles y probables como todo lo que propende a crecer y multiplicarse. 

Por grandes y poderosos que seamos, un abrazo, ser con los demás, nos hace falta. Somos en tanto nos recuerdan y recordamos.

Alégrate de la alegría del otro o llorar a su lado, y nunca te sentirás solo. Aún en la más inmensa  y absoluta soledad. Celebrar la vida  puede hacernos superiores, sin que ello nos convierta en egoístas.

 Los grupos con sus múltiples espejos nos retroalimentan y nos dan la oportunidad de enmendarnos y corregirnos. En ocasiones, refractarios, luminosos. Entonces, extraordinarios.

Cuando participamos, en tanto entes sociales, sociables, no tenemos que esforzamos en lo más mínimo, por cuanto está en nuestra naturaleza la condición gregaria innata.

 En grupo nos balanceamos, mientras  que aislados, ponemos a prueba y cuestionamos las ventajas de ser un componente esencial de un conglomerado.

De manera que debemos emplear más resistencia al proceso necesario de crecer y avanzar cuando nos apartamos inútilmente.

Aislarse apenas es provechoso para la contemplación y la reflexión, valioso ejercicio que se desperdicia cuando no se hace acompañar del análisis y la comparación. Por cierto, toda metodología exige ser parte de un equipo. Siendo así tenemos motivos para seguir. Y celebrar.