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Entre cielo y tierra

Entre cielo y tierra

Mary Leisy Hernandez

Trabajar domingos

Desde siglos, el domingo se considera para muchos como el día consagrado para honrar al señor Dios. Para otros, es el día para la familia, para descansar o rumbear según los intereses. Eso está cambiando cada vez más: centros educativos tienen sus puertas abiertas los domingos. Igual abren comercios y otros organismos, para que la mayoría complete lo que en semana no logra hacer por los extensos horarios laborales.

Lo cibernético hace aún más compleja la realidad con las clases y reuniones por internet. En esa dinámica me ha tocado a mí en este último año: de 11h00 a 14h30, hora dominicana, con una formación como terapeuta desde Perú. Pesado el horario con lo de las diferencias horarias según el país. Si estoy en Europa o en África es a media tarde. Me corta mi domingo y me hace llegar tarde o no ir a muchas actividades. Igual, vale la pena el sacrificio: mucho aprendo. Es terapéutico.

En Brasil me tocó ensayar teatro varias veces domingos y en Bolivia, por un buen tiempo me tocó también clases presenciales y virtuales. Quien me lo iba a decir? Ese día adoro quedarme en la cama hasta tarde, desconectarme, hacer nada o hacer un copioso desayuno, ir a misa, salir… Cuando supe que estas clases eran solo domingos lo pensé mucho, igual las tomé, no serán para siempre. Hoy no me arrepiento y ahora que casi termina siento sensaciones encontradas: me harán falta esos maravillosos encuentros terapéuticos, pero igual, que alivio volver a lo que siempre hacía de niña y jovencita los domingos: ese día disfruto más que nunca, del libre albedrío que el señor puso a nuestra disposición. Y tú, como aprovechas tus domingos? marilei@hotmail.com.

Por: Mary Leisy Hernandez

El Nacional

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