Cuestionando el proceso de reforma policial, de cara a las declaraciones del comisionado José Vila del Castillo, que le reveló al país que en la Policía se había instaurado una corrupción histórica, Abel Martínez, en su desesperación polititiza un tema tan sensitivo para el país.

Él no tiene la capacidad, ni cuenta con la sensatez, para tratar el tema de la seguridad ciudadana y la reforma policial sin dañar estos propósitos.

Busca bombardear la lucha contra la criminalidad, demostrando así que nuevamente es capaz de todo para tratar de conseguir sus objetivos políticos.

Una vez más hay que cerrarle el paso a este tipo de políticos que no logran entender que el interés nacional en temas tan sensibles, como este de la seguridad, y anteriormente, el de la inmigración haitiana, no pueden ser utilizados como municiones para alimentar la agenda política partidaria personal de un candidato a la presidencia que estaría dispuesto a hundir el país con tal de cumplir su objetivo.

No olvidemos, que Abel hizo el ridículo en su intento de atacar la política exterior del Gobierno de Luis Abinader, que exige a la comunidad internacional atender de una vez y por todas, la problemática haitiana, que carga y succiona el presupuesto nacional.

Era una voz que gritaba por las deportaciones de haitianos indumentaria, y de repente se soltó invirtiendo su discurso por llevar contraria al Gobierno.

El país y la Patria están primero. Ya el pueblo conoce a Abel y sabe para qué da.

Por: Pedro Jiménez