Opinión Articulistas

Es hora de prevenir

Es hora de prevenir

Elvis Lima

En tiempos donde las fronteras se diluyen y las ideologías cruzan mares bajo el disfraz de la fe o de la cultura, República Dominicana no puede darse el lujo de mirar hacia otro lado.

Somos un Estado laico, sí, pero también un pueblo con una identidad profundamente arraigada en valores que nos definen, nos cohesionan y nos han permitido resistir los embates de la historia.Aunque la libertad de culto está garantizada por la Constitución, en su artículo 45, ese derecho no debe confundirse con el libertinaje ideológico que pone en riesgo la estabilidad social, la seguridad nacional o la esencia cultural de nuestra nación.

La propia Carta Magna establece que todas las personas pueden profesar su fe libremente, siempre que se respeten el orden público y las buenas costumbres. Por consiguiente, en nombre de la tolerancia no podemos abrir las puertas a doctrinas que, en otras latitudes, han sembrado división, fanatismo y violencia.Ya tenemos más de diez mezquitas en el país respirando en nuestras narices.
Estamos a tiempo de actuar para que mañana no sea tarde.

El proyecto de ley sometido por el diputado Elías Wessin Chávez, orientado a prevenir la propagación del extremismo religioso y proteger la identidad cultural dominicana, llega en un momento oportuno. No se trata de religión ni de prejuicio; se trata de prudencia y defensa de la soberanía.

La iniciativa busca establecer un marco legal que impida la introducción o aplicación de normas derivadas de la Sharía extremista, así como la construcción o el funcionamiento de mezquitas o centros con fines de adoctrinamiento ideológico.

Hay quienes pretenden ver en esta propuesta un atentado contra la libertad de culto, pero eso sería una lectura superficial. Todo Estado responsable tiene el deber de prevenir antes que lamentar y de vigilar que ninguna expresión de fe se convierta en vehículo de imposición cultural o amenaza contra el orden establecido.

Los colores partidarios deben quedar fuera de este debate. Cuando la soberanía se ve amenazada, los colores deben servir de escudo, no de división.

No es una causa política, es una causa nacional. Las naciones que sobreviven son aquellas que actúan con visión, que no esperan a que el peligro toque la puerta para reaccionar, sino que fortalecen sus muros institucionales con leyes claras, firmes y previsibles.

Defender la libertad no significa desarmar la vigilancia del Estado, y proteger la fe no implica renunciar a la razón.

La República Dominicana debe seguir siendo tierra de paz, convivencia y respeto, pero también de firmeza frente a todo intento de colonización ideológica o cultural.
Porque la soberanía no se negocia: se preserva.

Por: Elvis Lima
Limafueraderecord@gmail.com

El Nacional

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