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Españoles hacen fila para recibir la vacuna de AstraZeneca

Españoles hacen fila para recibir la vacuna de AstraZeneca

MADRID (AP).- Desesperados por dejar atrás la pandemia de coronavirus, miles de españoles hicieron fila para recibir la vacuna de AstraZeneca el miércoles. España es el país que ha reanudado más recientemente el empleo de esta vacuna, que perdió credibilidad debido a una serie de reveses recientes.

Al igual que países vecinos que habían dejado de aplicar la vacuna mientras estudiaba sus posibles efectos adversos, España trata ahora de restaurar la confianza en la inyección, una de tres disponibles en la Unión Europea.

Esto es crucial en momentos que muchos países del continentes tienen problemas para acelerar sus campañas de inmunización mientras aumenta el contagio. En la víspera, funcionarios estadounidenses dijeron que la empresa británico-sueca habría incluido “material desactualizado” al promover la efectividad de su vacuna contra el COVID-19 en una prueba en Estados Unidos.

No es el primer tropiezo que sufre esta vacuna, que es más barata y más fácil de conservar que muchas de sus rivales y por eso se preveía que sería la de mayor uso, sobre todo en los países más pobres.

La empresa había enfrentado cuestionamientos sobre la transmisión de sus datos y más recientemente más de una docena de países europeos suspendieron su uso ante informes de que se habían producido coágulos sanguíneos raros en algunos inoculados.

La Agencia Europea de Medicinas dijo la semana pasada que la vacuna no acrecienta el riesgo general de coágulos.

Con todo, los expertos temen que la multiplicación de informes negativos socave la confianza en la vacuna e incluso en la campaña de inmunización en general justamente cuando vuelve a aumentar la transmisión en el continente.

Pero hasta el momento, en España, el miedo de ir a parar a una unidad de cuidados intensivos —o algo peor— puede más que los temores que tendría la gente sobre la vacuna.

Belén Ruiz, de 56 años, que trabaja con niños discapacitados, estaba entre las 5.000 personas con turno para la vacunación en el Estadio Wanda Metropolitano de Madrid. Dijo que sentía algún temor, en parte porque había sufrido de coágulos en el pasado.

“Nadie me ha puesto una pistola en la cabeza, pero me siento medio obligada. Trabajo en un sitio en el que tengo mucho contacto con gente con riesgo. Y hay toda esta presión social, de compañeros de trabajo que ya me miraban mal por decir que no me la ponía”, dijo Ruiz, cuyo padre murió de COVID-19 el año pasado

El Nacional

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