Opinión Articulistas

Estigma del socialismo

Estigma del socialismo

Chiqui Vicioso

Dije en un reunión familiar algo que llenó de asombro a los concurrentes: “Si hubiera nacido en una familia de clase media o alta de Estados Unidos posiblemente hubiera sido capitalista”.

“Empero nací en un país del Tercer Mundo y cuando estudié el surgimiento del capitalismo y su acumulación primaria del capital (hay que leer a Marx, queridos amigos y su obra maestra El Capital), donde la esclavitud y el colonialismo fueron las fuentes del capital primario que financió el desarrollo de Europa, supe que no nos era posible desarrollarnos de modo capitalista ni aunque quisiéramos, porque no teníamos un cuarto mundo que descubrir, colonizar y esclavizar.

Así de simple. Es por eso que no tenemos el afán de algunos comunicadores en desacreditar el socialismo y de hacerlo en base a las experiencias fallidas de los países que optaron por ese sistema. Si estudiamos el capitalismo en el mundo descubriremos miles de experiencias fallidas, y miles de historias de horror.

Desde las jornadas de trabajo de 16 horas, hasta el trabajo infantil. Quien no lo crea que lea historia de las costureras que murieron quemadas luchando para que hombres y mujeres trabajaran ocho horas y poder ir al baño.

Que Rusia, Europa del Este, o Nicaragua, no hayan logrado afianzar un modelo que lo que plantea es que el Estado debe poseer y regular los bienes fundamentales del país y los servicios públicos en favor de las grandes mayorías, indica que tuvieron que improvisar sobre la marcha porque no existe un manual que diga el cómo y el cuándo hacer las cosas, ni el peso infinito de la cultura, que solo Gramsci, el teórico comunista italiano supo dimensionar.

No se eliminan cientos de años de cultura religiosa, de clase, o raciales, en cincuenta, veinte, o treinta años. Un error, o ingenuidad cometido por los y las revolucionarios desde siempre, como admitió Fidel cuando dijo haber creído que con el acceso a la escolaridad y los servicios sociales se eliminarían el racismo, y diferencias de clase.

Esto es lo que no se analiza cuando se habla del socialismo.

Ni los horrores de medioevo, que dieron paso al capitalismo, ni los horrores actuales. del improductivo capitalismo financiero. Algo que ahora problematiza a los promotores del descrédito del socialismo es el caso del actual alcalde de New York. Y que un senador de Vermont, Bernie Sanders, lidere una coalisión de socialistas, donde la mayoría son jóvenes de clase obrera, media y alta.

A esos profesionales del descrédito recomendamos dejar las categorizaciones, (a menos que se reciba un sueldo), como afirmaba el Gordo Oviedo. Mientras, lo único que reclamo es nuestro derecho a equivocarnos.