Mil días después del inicio de la invasión rusa, los ucranianos mantienen la determinación de seguir luchando, pese a la creciente incertidumbre sobre el futuro apoyo de sus aliados y de una intensa presión militar por parte de Moscú. Lo que más echa de menos Irina, de Mariúpol, una ciudad costera destruida por Rusia, es el mar.
El presidente ruso, Vladímir Putin, condenó hoy el “salvaje” atentado terrorista del viernes contra una sala de conciertos en las afueras de Moscú, donde murieron al menos 115 personas, y clamó venganza contra quienes encargaron el ataque, reivindicado por el Estado Islámico, al tiempo que apuntó que desde territorio ucraniano se tenía preparada la huida de sus autores a ese país.
En una rueda de prensa, uno de los portavoces de la Casa Blanca, John Kirby, explicó que Estados Unidos aún está recopilando información sobre el suceso, pero dijo que “por el momento no hay indicio alguno de que Ucrania o ciudadanos ucranianos estén involucrados».
El jefe del grupo de mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, respondió hoy al presidente ruso, Vladímir Putin, que sus hombres no son traidores y no se entregarán a la autoridades.
La Asamblea General de la ONU aprobó este lunes que el voto de una resolución sobre las anexiones rusas en Ucrania que tendrá lugar esta semana sea público y no secreto como pretendía Moscú.
