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Exceso de poder

Exceso de poder

Luis Pérez Casanova

El presidente estadounidense Donald Trump, que ya ha creado creado suficiente incertidumbre con sus aranceles, amenazas y deportaciones masivas, genera todavía más angustia al preferir entenderse con un dictador como Vladimir Putin a contrapelo de la soberanía y la independencia de una nación como Ucrania.

Bajo un precepto propio de las tiranías según el cual el poder es para usarlo, el mandatario norteamericano ha justificado, sin ningún tipo de disimulo, la invasión de Rusia, con todo lo que ha representado en pérdidas humanas y materiales, a un Estado libre.

Trump entiende que por el poderío de Rusia, Ucrania ha debido someterse a sus dictámenes, de la misma manera que para él deben hacerlo Canadá, México y Panamá frente a las presiones de Estados Unidos. Y en su momento Taiwán frente a China y la oposición en Nicaragua y Venezuela ante los dictadores Daniel Ortega y Nicolás Maduro. Como si faltara una dosis de cinismo, resulta que el culpable de la crisis en Ucrania ha sido el presidente Volodímir Zelenski, a quien el gobernante norteamericano ha atacado por no celebrar elecciones en la fecha prevista (2024).

El cinismo también ha estado acompañado del chantaje. Zelenski, quien fue conminado por Trump a actuar rápido si no quiere que su país desaparezca, es presionado para que conceda a Estados Unidos, sin ninguna condición, la explotación de las tierras raras y otros recursos mineros estratégicos. Al gobernante estadounidense, que se identifica más con crueles dictadores que con mandatarios democráticos, le importa un bledo lo que piensen hasta aliados tan tradicionales de su país como Inglaterra.

Con un expansionismo en pie y un Donald Trump que entiende que sus compatriotas lo eligieron para gobernar su país y el mundo las perspectivas son ominosas. Pero con la experiencia de la Segunda Guerra Mundial puede darse como un hecho que Europa y las naciones que reconocen la soberanía, independencia y autodeterminación de los pueblos no esperarán el último momento para reaccionar, como ocurrió con Hitler, no obstante el peligro reiteradamente advertido por un Winston Churchill sobre las ambiciones de Alemania.

En medio de una coyuntura en que China se consolida como una potencia económica, con grandes inversiones incluso en la región, si Trump quiere retrotraer a Estados Unidos a los tiempos de las cañoneras, apoyado en nefastos criterios de que el poder es para usarlo, lo más probable es que destruya el gran liderazgo que se ha reconocido a Estados Unidos, a pesar de sus abusivas intervenciones militares en el marco de la guerra fría, como propulsor del sistema democrático.