Editorial

Fábula de burros

Fábula de burros

La clase dirigente dominicana acusa un preocupante déficit de madurez en el abordaje de la agenda de urgencias nacionales, lo que se refleja en un debate cotidiano matizado por el extremismo o la ausencia de propuestas racionales, en una fatídica reedición de la fábula que refiere la tozudez de una pareja de burros que, amarrados por los extremos de una misma cuerda pretendían alimentarse en pastos diferentes.

La Comisión de Estudios Económicos para América Latina (CEPAL) ha declarado el próximo cuatrienio como la era de la igualdad y de los pactos sociales, políticos, económicos y medioambientales, lo que quiere decir que gobiernos y sociedades de la región deben enfatizar la cultura del diálogo en vez de la confrontación.

Con excepción del Pacto por la Educación, que ha sido objeto de un precario consenso, los poderes públicos, partidos políticos, gremios empresariales, centrales sindicales, mentada sociedad civil ni academias, han podido arribar siquiera a mínimos acuerdos en torno a temas esenciales como los relacionados con la fiscalidad, Código Laboral, Ley de Partidos, crisis eléctrica, migración y política minera.

Puede decirse que la sociedad dominicana está hoy atascada en una hondonada de irracionalidad, sin que los principales actores sociales, políticos y económicos, lleguen a entender que la enorme tumba del disenso que entre todos cavan podría servir de sepulcro a sus propios intereses, aunque también a una democracia que todavía no se moviliza con propias extremidades.

Hoy, el ministro de Industria y Comercio confiesa que ya nada se puede hacer para evitar los terribles efectos de la desgravación arancelaria derivada del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica, pero mañana se dirá lo mismo en relación a la crisis del sector eléctrico, ni para controlar la migración o los alcances de la nacionalidad.
Aquí se vive el día a día porque la clase dirigente, incluido los litorales oficiales, rehúsan colocarse la camisa de fuerza de planificación, orden y transparencia. Se prefiere el desorden sin control, la anarquía del privilegio y el discrimen, en vez de una auténtica democracia sustentada en la ley.

Las principales instituciones partidarias están infectadas de división, virtualmente inhabilitadas para debatir a profundidad desde los anaqueles del poder temas urgentes como narcotráfico, migración, desempleo, inseguridad ciudadana, inversión extranjera y comercio exterior. Una de las iniciativas más relevantes ha sido entregar 75 mil pesos a cada diputado para que disfruten de habichuelas con dulce.

La historia no le perdonará a la camada de líderes y dirigentes de todas las banderías políticas, económicas y sociales que por conveniencia, torpeza o tozudez, en vez de promover diálogo digno, insisten en reeditar la fábula de los burros atados por la misma cuerda que en vano pretendieron cada uno por su lado llegar hasta el forraje.

El Nacional

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