Dicen que “en la confianza es que está el peligro”, sobre todo, en política, en un país donde la corrupción forma parte de una cultura enraizada desde la fundación de la República, donde el Estado ha sido fuente permanente de enriquecimiento de políticos, militares y empresarios de todas las áreas.
La historia de las ideas políticas enseña que desconfiar siempre, es sano, no desconfiar, estar “mosca”, alerta, evita decepciones, puñaladas traperas, engaños, mentiras. César, el emperador Romano, jamás pensó que sería traicionado y asesinado por alguien que trató “como a un hijo”. ¡Hasta tú Brutus! Fueron sus ultimas palabras de acuerdo con el relato de la historia que aun retumba en el tiempo, siempre será mejor remediar que lamentar.
Creo que muchas veces el presidente Luís Abinader peca de ingenuo creyendo que todos a su alrededor son como él: trabajadores, honestos, de buenas intenciones, espíritu de servicio y entrega desinteresada hacia los demás, de manera desinteresada.
No tengo ninguna duda de que Abinader quiere lo mejor para su país. Ha cometido errores importantes en la designación en puestos clave del gobierno a dirigentes, amigos y relacionados que no tienen sus mismas intenciones.
El presidente Abinader va por un camino y sus funcionarios por otro, como líneas paralelas. El presidente no busca dinero, no sólo porque dinero tiene, pero no puedo decir lo mismo de quienes lo acompañan en el gobierno.
Al comenzar su segundo mandato el presidente dijo, una y otra vez, que no sería candidato presidencial para el 2026, incluso le puso candado a la Constitución para asegurar que ningún otro presidente intentara eternizarse. La decisión fue buena, pero mal interpretada por los compañeros de su partido que inmediatamente se lanzaron ferozmente a una campaña a destiempo por la nominación presidencial, reeditando la lucha de tendencia de los años de Peña Gómez, Jacobo Majluta, Jorge Blanco, etc. Sin saber el daño terrible que le estaban haciendo al gobierno y al partido.
Muchos funcionarios y dirigentes del PRM están asustados; creen que perderán el gobierno, que sólo gobernarán durante los tres años que les quedan y se apresuran llenarse los bolsillos, “por si acaso”, por si no hay mañana. No quieren salir del poder con las manos vacías.
Por eso están cometiendo toda clase de indelicadezas. No confían en la posibilidad de mantenerse en el poder más allá del 2028 porque no forman parte de las reservas morales del partido ni de la sociedad. Están haciendo lo que hicieron los del PLD-FUPU que dejaron el país literalmente en “cuatro blocks”, con una enorme deuda externa, sin dinero ni siquiera para pagar la nómina pública.
Lo que ha sucedido en Senasa debe abrirle los ojos al presidente Abinader y al PRM.