Carta de los Lectores

Fernando Hernando

Fernando Hernando

Cartas

Fernando Hernando es de los pioneros en el país en neumología, especialidad que ejerció con pasión para garantizar lo básico en todo ser: una respiración de calidad
Declarado recientemente como “Maestro de la Medicina Dominicana”, el doctor Fernando A.

Hernando hizo honor toda su vida a los principios que rigen este premio, pues además de trabajar para dar una mejor calidad de vida a sus pacientes, multiplicó sus conocimientos enseñando generaciones de médicos. Además fue miembro fundador de distintas sociedades relacionadas a su especialidad, tanto a nivel nacional como internacional, e incluso fue gobernador y regente regional del American College of Chest Physicians, una de las sociedades de neumología más respetadas del mundo, que decide la política respiratoria mundial.

Nació en La Vega, hijo del doctor Celestino Augusto Hernando y la profesora Ismenia Muñoz de Hernando, lo alfabetizaron sus tías, que eran educadoras también. Cuando llegó a la primaria entró al quinto curso.

Al recordar momentos de su niñez que lo impactaron dijo que fue boyscout, por lo que conoció casi todo el Cibao caminando por diferentes lomas, eso moldeó mucho su carácter, aparte jugó mucho beisbol en un equipo llamado La Chiva. “Mi niñez pasó entre campos, nadando en ríos hondos. Una niñez muy bucólica”, recordó.

Casó la primera vez con Aidé Saviñón Rodríguez, con quien tuvo tres hijos: Fernando Arturo, Maricarmen y Nilka. Su padre era médico, deportista y político en la era de Trujillo, desde pequeño iba al Hospital Morillo King y le gustó, pensó que podía ayudar a la humanidad desde ese punto de vista, y se hizo médico.

Siempre decía que si sus padres no hubiesen tenido la oportunidad de ayudarlo con la medicina, no hubiera podido estudiar, hubiese sido brujo por lo menos, siempre curando, porque no sabía hacer otra cosa.

Comenzó a estudiar en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, hizo lo que se llamaba el preparatorio, en eso explotó la revolución, estando en su casa en La Vega su papá decía que venían tiempos difíciles para todos, sobre todo para la juventud, y los sacó del país en el 66, comenzó a estudiar de nuevo en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Cuando se graduó en México en el 72, pensaba volver a su país. Su papá lo llamó que viniera a hacer la pasantía aquí para que pudiera trabajar, entonces vino y comenzó en un hospital de La Romana.

Por: Wendy Almonte

El Nacional

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