Editorial

Fiebre porcina

Fiebre porcina

La Dirección General de Ganadería confirmó que se han sacrificado más de 770 cerdos en granjas de Puerto Plata, Higüey, Hato Mayor, Santiago y San Cristóbal al detectarse 14 brotes de fiebre porcina africana. No se sabe si se reaccionó con la debida prontitud, pero está claro que tampoco se esperó el último momento para enfrentar la enfermedad que ataca a los cerdos.

Pero por la experiencia del pasado, cuando se tuvo que eliminar la producción porcina, las autoridades saben que lo menos que pueden hacer es dormirse. La peste fue devastadora no solo para la industria cárnica, sino para las familias que tenían en la crianza de cerdos una especie de alcancía. Hubo que esperar mucho tiempo para reponer la población y hasta para restaurar el hábito de consumo, por temor a la enfermedad.

La peste es un virus que penetra en el organismo del animal por ingestión, inhalación, piel o semen, y se replica en amígdalas (infección oral o nasal) o en ganglios linfáticos regionales (vaginal, piel). Tras la primera fase pasa a la sangre. Produce lesiones de carácter hemorrágico en formas agudas, generalmente fatal.

La propagación de la peste tendría efectos devastadores en un momento en que todavía Estados Unidos no ha levantado por completo la veda a la importación de frutas y vegetales procedentes de República Dominicana. Si no se actuó con toda la prontitud que el caso amerita, parece que tampoco se esperó que el daño fuera mayor. Y eso resulta muy auspicioso.

Según el director de Ganadería, Bolívar Toribio, al detectarse el brote en 16 granjas no solo se sacrificaron los cerdos afectados, sino que de inmediato se inició un operativo de vacunación a nivel nacional. En el caso de los porcicultores de Santiago y Hato Mayor se ha procedido con dejo de justicia toda vez que los afectados fueron resarcidos con un 70% del valor, equivalente a tres millones 36 mil 372 pesos.

No deja de ser importante que se investigue a fondo la aparición de un virus que se pensaba había sido erradicado, aunque por prudencia se quiso esperar antes de hacer la declaratoria. El país tiene que blindar su producción agropecuaria a través de la eliminación de pestes que han tenido repercusiones negativas en la economía.

Aunque se hayan observado los protocolos, el brote de la fiebre que ha provocado la eliminación de más de 770 cerdos es otro de los desafíos con que hay que lidiar.

El Nacional

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