En el epílogo de un proceso electoral marcado por una pandemia, en el que se han reeditado detestables prácticas del pasado, que distan mucho de los desafíos que enfrenta la nación, el obispo de la diócesis La Altagracia, monseñor Jesús Castro Marte, ha tronado con una filípica que invita al liderazgo político a reflexionar.
Castro Marte deploró que en la lucha por el poder todavía prime el clientelismo, las dádivas, las falsas promesas “y el aprovecharse de las necesidades de los pobres con el único fin de obtener beneficios políticos”.
Y lo cierto es que tanto los candidatos presidenciales como los congresuales no han desestimado ningún recurso para conquistar el voto de la población en el próximo torneo electoral. Es penoso que no se respete ni siquiera el riesgo de contagio con el coronavirus en aras de impresionar a la población con dádivas que distan mucho de la caridad.

