Editorial

Fueron por lana

Fueron por lana

La embajadora de Estados Unidos en Haití, Pamela Ann White, visitó la zona fronteriza de Juana Méndez, donde pudo constatar que no se han registrado evidencias de que exista “una crisis humanitaria” y que por el contrario, observó cosas que “funcionan bastante bien”.

Esas declaraciones de la diplomática estadounidense se produjeron a pesar de que el director de la Oficina de Migración Nacional, Ronald Joseph, le dijo que “los migrantes haitianos en la República Dominicana se ven obligados a regresar a Haití bajo amenazas de abusos y asesinatos”.

La señora White es una periodista, que antes de su misión en Haití ha sido directora general de la Agencia Internacional para el Desarrollo (Usaid), impulsó iniciativas de desarrollo en más de 80 países, incluido Liberia y Tanzania, por lo que puede decirse que es una diplomática que conoce de pobreza y marginalidad.

El funcionario haitiano afirmó que por Juana Méndez han ingresado 15,141 indocumentados, y que la mayoría han sido repatriaciones y retornos forzados, pero la embajadora White dijo que “el área usada para registrar a los inmigrantes que regresan a casa, se maneja con eficiencia”.

La verdad es que en el orden migratorio la situación en la frontera es normal, a pesar de que autoridades haitianas refirieron a la embajadora estadounidense que confrontan “enormes dificultades con la ola de retorno y deportaciones”.

Hay razones para pensar que el Gobierno haitiano pretendió aprovechar la visita a la frontera de la embajadora White, quien estuvo acompañada por su colega canadiense, Paula Caldwell St-Onge, para levantar otra polvareda mediática de descrédito contra República Dominicana.

Esa humareda de infamia tendrá que despejarse porque, como ha dicho la embajadora de Estados Unidos en Haití, no existe la crisis humanitaria de que tanto hablan las autoridades haitianas, y porque el Gobierno dominicano no aceptará imposiciones que drenen su derecho soberano a imponer control migratorio.

Como ha dicho el canciller Andrés Navarro, el Plan de Regularización de Extranjeros que ejecuta el Gobierno está revestido de una profunda voluntad política. Transparencia y sentido democrático. No hay vuelta atrás.

El Nacional

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