Las tristes vidas de dos niñas que en el 2009 quedaron sin hogar, marcó el inicio de una Fundación que hoy alberga en Andrés, Boca Chica, a 30 niñas huérfanas o abandonadas. Una de las chiquillas, que sufre síndrome de Down y a la cual su familia mantenía prácticamente cautiva, quedó huérfana cuando su madre murió electrocutada, y la otra estaba al borde del shock emocional porque presenció el asesinato de uno de sus hermanos y luego fue violada por su padrastro.
La urgencia de refugio y atención emocional de esas menores motivó a Dalma Florián Santana a crear la Fundación Pasitos de Jesús, la cual se ha desarrollado gracias la persistente fe y tenacidad de esta sencilla mujer de 38 años que con sus propios recursos y luego con colaboraciones privadas, va cambiando el futuro de esas niñas con la base del amor, la fe y el soporte emocional para que comprendan son seres verdaderamente especiales sin importar lo que su familia haga, diga o si alguien las ha marcado.
Yo comencé en una casita muy pequeña pagándolo todo, dándole yo misma la comida, dice Dalma en una entrevista en el recién estrenado local de la Fundación, el cual ocupan desde enero gracias al aporte de misioneros religiosos de distintos países que le facilitaron la casa de cuatro habitaciones, amplia cocina y comedor. Los primeros cinco años las niñas vivían en una casa por la cual Dalma pagaba seis mil pesos mensuales de alquiler.
Apoyo económico
Aunque ahora tiene mayor espacio para que las nenas crezcan y se desarrollen, el proyecto no puede expandirse porque le es imposible sostener económicamente a más menores con los recursos tan limitados con los que se maneja. Los teléfonos de la Fundación son (809) 422-9198 y (829) 3345458.
Mientras las niñas se preparan en sus habitaciones para recibir la visita, Dalma relata en la sala las necesidades que atraviesan. Detalla que requieren del apoyo estatal que una tuvieron del Plan Social de la Presidencia, ya que desde diciembre de 2011 no reciben el aporte de 35 raciones alimenticias quincenales con las que se comprometió esa entidad y que sólo cumplió por cinco meses.
Dalma dijo que para sostener el centro se invierten mensualmente unos 300 mil pesos.
Aunque Dalma dice que en vez de 35 deberían ser al menos 100 raciones cada quince días, porque es una odisea dar desayuno, comida, cena y merienda a 30 niñas entre dos y 17 años, muchas de las cuales llegan con serios problemas de desnutrición. Cuando las provisiones se terminan, recurre a su esposo, Daniel Sierra Guillermo, que tiene un colmado y no vacila en colaborar.
También requieren de un minibús para llevar y buscar a las niñas a la escuela, ya que quedan muy retiradas del orfelinato y las niñas deben ir pagando motoconcho o a pie.
Como la mayoría llega con rezago escolar o analfabetas, 10 de ellas reciben educación especial en el colegio Estrella Resplandeciente, donde hasta el momento la Fundación no debe ni puede pagar.
Pasitos de Jesús requiere también personal de servicio que ayude a Dalma y a su madre, Flérida Santana, con los quehaceres domésticos. Diana Dominici (Yanoré) y Cruz María Garrido las ayudan regular y voluntariamente, principalmente con la cocina. Los demás oficios los realiza Dalma con la ayuda de las niñas mayores.
Una de las habitaciones del centro está en proceso de habilitación para convertirla en biblioteca en la que las niñas podrán consultar todos los libros que les han donado. Dalma espera poder conseguir computadoras para que sus chicas tengan acceso a las tecnologías de la comunicación y para que investiguen sus tareas escolares.
Está programando con otras organizaciones para diseñar un proyecto que le permita no desamparar a las niñas cuando superen la mayoría de edad. Hasta ahora tiene contemplado la construcción de apartamentos dentro del propio orfanato para que se puedan alojar allí.
No puede ser que un niño que yo eduque, que no sepa leer, que no sepa escribir, que esté mal pasando en la calle, que fue abusado por su padrastro, que no conoció a su papá o que su papá quiso abusar porque la mamá se fue… y luego que nosotros hemos educado a estas niñas, ya son niñas sanas, no podemos tirarlas a las calles, porque si nunca encontraron drogas la van a encontrar, porque cuando se encuentren solas, completamente abandonadas el peligro es más grande, dijo casi llorando Dalma, quien en sólo cinco años ha pasado de tener tres hijos a 33.
Perfil
Lema de Pasitos de Jesús
Yo soy lo que el gran yo soy dice que soy.
Yo soy una niña muy especial. Somos niñas especiales. Gracias Señor por ser quien soy, es el lema de la fundación que cantan emocionadas las niñas, desde la más pequeña, que tiene poco más de dos años, hasta las dos mayores que tienen 17.