Todavía anoche, un grupo de amigas participantes en el Segundo Foro Hemisférico Ciudadanía plena de las mujeres para la Democracia, nos preguntábamos para que había traído la OEA a Gilles Lipovetsky a un evento de mujeres de la región.
Gilles (París, 1944) es un filósofo y sociólogo francés, cuyo libro más conocido es La era del vacío, donde analiza la sociedad posmoderna, con temas como el consumo, el hiperindividualismo contemporáneo, la hipermodernidad, la cultura de masas, el hedonismo, la moda y lo efímero, los mass media, y la cultura como mercancía entre otros.
Concluimos que la ponencia sobre la Femme Hipermoderne, o Mujer Hipermoderna, de Lipovetsky, tenía como objetivo darnos a conocer los supuestos avances de la condición femenina en Europa, donde la lógica de la individualización se ha impuesto en la condición femenina, se ha posado en la condición femenina.
¿Cuáles son las evidencias de este avance?
-El trabajo, se ha convertido en un factor más importante para la identidad femenina, que la maternidad.
-La industria de la belleza ha dejado de ser una tiranía y se ha convertido en una oferta de autoestima para las mujeres.
-Las mujeres han entendido que la autoridad suprema esta en el sexo masculino, que el 80% de las empresas son dirigidas por hombres y que las mujeres son menos del diez por ciento de los ejecutivos a nivel mundial.
-Han descubierto que la responsabilidad familiar representa un obstáculo para el acceso de las mujeres a los puestos ejecutivos y se han lanzado a la conquista del poder, preparándose culturalmente para la competencia.
-Como perla, añade que la organización masculina de la sociedad no es el resultado del machismo, sino de la manera en que está organizada (obviamente no es marxista) y señala que la nueva autonomía de la mujer ha renegado del feminismo duro de reivindicación de la feminidad.
En resumen, que esa mujer hipermoderna lo que ha hecho es adaptarse a la realidad del capitalismo corporativo de los llamados países desarrollados.
Bombardeado con preguntas sobre las mujeres indígenas, negras, (que no menciona) y su imposibilidad de convertirse en hipermodernas, (para empezar no son ni microempresarias), el señor Lipovetsky admitió no saber nada de América latina ¿?
Y yo, que estaba en París cuando una ola de calor mató a 16,000 ancianos en asilos, y vi como el Estado Francés tuvo que enterrarlos en fosas comunes porque nadie se apersonó a reclamarlos, resolví que hay una cultura de la feminidad tercermundista que podrá ser causa de nuestro subdesarrollo, pero cuyos rasgos más hermosos, como la solidaridad, insistimos en universalizar como cultura.