La participación de Gonzalo Castillo, como candidato presidencial por el Partido de la Liberación Dominicana en las elecciones del 2020, donde resultó electo presidente, Luis Abinader por el Partido Revolucionario Moderno, dejó la impresión en la memoria colectiva de los dominicanos de que el excandidato morado es de escasa inteligencia.
El señor Castillo fue objeto de burla por el pobre dominio de los temas nacionales y su dificultad lingüística para transmitir sus mensajes con efectividad. Sin embargo, podría ser una errada conclusión el creerse que el militante peledeísta carece de talento e inteligencia. Sencillamente, incursionó en una ciencia como la Política, que requiere una alta capacidad de pensamiento crítico y abstracto para dirigir las complejidades de un Estado.
Si nos acogemos a la Teoría de la Inteligencia múltiple y capacidades independientes de Howard Gardner, se podría decir sin temor a equívoco, que el excandidato morado, posee un alto grado de inteligencia, pues ha sido un hombre exitoso en áreas donde muchos han fracasado.
La política debe ejercerse como vocación. El Estado debe ser dirigido por políticos profesionales. Poner una nación para que sea dirigida por personas que nunca han estudiado el ABC de la Política, es lo mismo que poner un curandero a hacer una operación de corazón abierto.
Los desafíos del mundo del hoy, requieren de políticos con carisma, conocimiento, coraje, credibilidad y conciencia plena de que tienen bajo su mando la vida de millones de seres humanos.
El tiempo vuela. Ha pasado mucha agua por debajo del puente luego de las elecciones electorales del 2020. La República Dominicana se prepara para las del 2028. El presidente Abinader no estará en la contienda y Leonel Fernández se presentará como líder unificador de la oposición.
El Partido Revolucionario Moderno tiene el reto de elegir un candidato que esté a la altura intelectual del expresidente. Los políticos de hoy se informan mucho, pero piensan poco, y sé que hay sectores importantes que no dejarán pasar a quien no tenga la capacidad política, pues hay muchas cosas en juego.
Por: Ramón Rodríguez
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