Editorial

Gran pérdida

Gran pérdida

Hamlet Hermann Pérez no era solo el exguerrillero que se jugó la vida en defensa de la democracia y las libertades. Ni el intelectual que hizo valiosos aportes a la bibliografía con la publicación de diferentes obras. Ni el deportista que representó al país en competencias nacionales e internacionales. Era también un gran ciudadano.

A sus 81 años de edad era un hombre con muchas energías, un batallador incansable por las mejores causas. Su mejor historia no es ninguna de las que escribió con su pluma, sino la que plasmó con su vida. Como hombre de acción, que sin caer en radicalismos jamás transigió con sus principios, el infarto que le causó la muerte lo sorprendió en la calle, mientras conducía su vehículo por la avenida George Washington.

Había nacido el 5 de octubre de 1934 y en 1957 se graduó de Ingeniero Civil en la Universidad de Santo Domingo. Desempeñándose como director del Colegio Universitario y profesor de la UASD abandonó las funciones para acompañar al coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó en la expedición guerrillera que este encabezó en 1973. Antes, también había participado en la gesta de abril de 1965.

De su experiencia en la expedición de Playa Caracoles, en la que Caamaño Deñó fue capturado y fusilado, resultó “El guerrillero y el general”, el ensayo que escribió con el general Ramiro Matos González, uno de los comandantes de las tropas que combatieron a los expedicionarios en diferentes puntos de San José de Ocoa y la Cordillera Septentrional.

En los últimos tiempos Hermann Pérez, que como profesional de la ingeniería participó en el diseño y construcción de grandes edificaciones urbanas, las principales autopistas y los dos principales aeropuertos, estaba dedicado a la producción intelectual. Su obra más reciente fue “Fidel, Trujillo, USA 1958-1961”, publicada en 2014. Se trata de un recuento de una coyuntura histórica antillana que para él había resultado determinante para reorientar la lucha de los pueblos latinoamericanos contra las dictaduras militares.

Ese Hamlet que se acaba de marchar, que fue pelotero, dirigente deportivo, guerrillero, escritor, educador, era, sobre todo, un ciudadano que siempre estuvo al lado de las causas por las libertades y la justicia social. Un ciudadano que nunca bajó la guardia ni pasó facturas por sus aportes a la patria. Su muerte constituye una gran pérdida para los mejores intereses nacionales.

El Nacional

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