Causa una grata sorpresa el anuncio del Ministerio de Industria y Comercio sobre la disponibilidad inmediata de diez mil empleos ofertados por 127 empresas de zonas francas, que incluyen seis mil puestos para operarios.
Esos empleos se ofertan en parques industriales de Santo Domingo, Santiago, La Romana, San Pedro de Macorís, El Seibo, La Altagracia, San Cristóbal, Espaillat, Hato Mayor, Monseñor Nouel y Barahona, e incluyen también vacantes para ingenieros, economistas y mecánicos y programadores.
Llama la atención que las largas hileras de aspirantes que se forman frente a plazas comerciales que ofertan puestos de trabajo, no se reediten en estaciones de zonas francas donde se ofrecen miles de oportunidades laborales.
En un país donde la tasa de desocupación ronda el 14%, la noticia de que hay diez mil empleos disponible debería provocar jubilo colectivo, porque igual número de familias obtendrían seguridades de sustento mínimo, además de seguro médico y otras reivindicaciones.
Falta saber si esos nichos de empleos no han sido ocupados en el tiempo requerido por los bajos salarios que ofrecen o por otras condiciones laborales que no los hacen atractivos ni al más desesperado desempleado.
La otra buena noticia de esa sorpresiva oferta de cuatro mil puestos para profesionales y técnicos y seis mil para operarios, es que el sector de zonas francas se ha recuperado por completo y retornado a su condición de uno de los principales generadores de empleos en la economía dominicana.
Buen ejemplo
La Administración de Bienes Nacionales anunció que volverá a realizar subastas con artículos descargados por instituciones del Estado, que esta vez estarán supervisadas por una Comisión de Veeduría, lo que garantiza transparencia en una operación millonaria que siempre ha sido motivo de dudas o sospechas.
A esta iniciativa se agrega el buen ejemplo que ofrece el administrador de esa institución, Emerson Soriano, de recibir personalmente a ciudadanos que confrontan problemas con la regularización de sus propiedades. Se aplaude. Todo sea por la transparencia y la eficiencia