
No se olvide nunca que la proclamación de la Independencia Nacional, el 27 de febrero de 1844, constituyó un episodio histórico de gran relieve
La nación conmemora hoy el 162 aniversario del Grito de Capotillo, singular episodio histórico que marcó el inicio de la Guerra de Restauración de la República, conculcada por la anexión al coloniaje español decretado por el general Pedro Santana, el 18 de marzo de 1863.
Un grupo de patriotas encabezados por Santiago Rodríguez, José Cabrera, Benito Mención y Pedro Antonio Pimentel, izaron la bandera nacional en los altos de ese cerro de Montecristi, sublevación que rápidamente se extendió por todo el territorio, como impetuoso río de la dignidad nacional.
Esa revolución colocó a la patria de Duarte entre lo pocos conglomerados en el mundo que han librado guerra separatista, proceso fundacional del Estado para después emprender otra insurrección contra la anexión de la república a una potencia colonial.
Santana, que ya había empeñado su gloria conquistada, con las órdenes de fusilar a Francisco del Rosario Sánchez, María Trinidad Sánchez y otros patriotas, con las deportaciones de Juan Pablo Duarte y de otros próceres, terminó por hundir su nombre en el lodo de la historia al disponer la anexión de la nación a España.
La proclamación de la Independencia Nacional, el 27 de febrero de 1844, y las heroicas batallas en las cuales incipientes huestes dominicanas derrotaron al poderoso ejército haitiano, desmienten el argumento de Santana de que esa adhesión garantizaba estabilidad y protección ante el peligro haitiano.
La lucha contra el colonialismo europeo se extendió durante el siglo XIX por toda América, pero se intentó denostar a la Independencia Nacional bajo el infeliz argumento de que solo logró proclamar la separación de Haití, pero la guerra restauradora demostró el infinito valor y determinación del pueblo dominicano en la defensa de una república libre y soberana.
No se olvide nunca que la proclamación de la Independencia Nacional, el 27 de febrero de 1844, constituyó un episodio histórico de gran relieve, sin parangón en el continente, y que la guerra de restauración colocó al gentilicio nacional entre los pueblos del mundo que reconquistaron su libertad y en triunfantes guerras contra imperios coloniales.
La república guarda eterna gratitud a los hombres y mujeres que se levantaron en armas contra la subyugación monárquica, entre los que figuran Gregorio Luperón, José Antonio Salcedo, Gaspar Polanco, Ulises Francisco Espaillat, Pedro Francisco Bonó, Olegario Tenares, Manuel María Castillo, José María Cabral, en extensa lista de patriotas y mártires. ¡Loor a los héroes de la guerra de la restauración!