La sagacidad política es un concepto de alta categoría. En política es importante, no sólo lo que se dice, sino cómo se dice. De igual manera, la política sigue siendo una serpiente venenosa que ataca a quienes creen que los liderazgos se construyen dando dádivas.
Benedetto Groce, pensador de altos vuelos, cuyos razonamientos influyeron, nada más y nada menos que en Antonio Gramsci, sostuvo que la pasión inmediata es la génesis de los errores.
Esa expresión axiomática del pensador italiano, nos hace colegir que el afán desenfrenado con que Carolina Mejía, David Collado, Eduardo Sanz Lovatón y Wellington Arnaud buscan la candidatura presidencial, podría convertirse en »una pasión inmediata», que me hace pensar sobre base firme, que ninguno parece haber asimilado, bajo qué coyuntura política el Partido Revolucionario Moderno, ha podido lograr, alzarse con la presidencia de la República en dos ocasiones, en tan sólo 11 años de fundación como organización política.
El candidato presidencial por el PRM, no será el que haga más campaña, ni el que ofrezca más regalos. El candidato del oficialismo será el que asimile en términos prácticos, que, si el PRM no exhibe y demuestra haber hecho un buen gobierno, no habrá forma de retener el poder. Urge pues, una unificación de criterios entre todos los aspirantes presidenciales de esa organización política.
En nuestra historia republicana, ningún líder se ha mostrado neutral en la escogencia de candidatos presidenciales, y Luis Abinader no será la excepción, por lo tanto, es un hecho que él será decisivo en el proceso convencional del PRM.
El hecho de que el presidente de INDOTEL, Guido Gómez Mazara y la vicepresidenta Raquel Peña hayan asumido la correcta actitud de concentrarse más en sus funciones para impulsar su gobierno, en vez de desgastarse en un proselitismo extemporáneo, podría incidir en el ánimo de Abinader a la hora de »decidirse» por uno de los aspirantes, pues el presidente no será neutral, aunque lo jure en la Basílica de Higüey, delante de la Virgen de la Altagracia.
Por: Ramón Rodríguez
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