La vida nos coloca en momentos, lugares y espacio de participación que nos ponen a prueba y nos dan la oportunidad de demostrar si estamos en capacidad de poner en práctica lo que pensamos o decimos.
Asumir con responsabilidad el desempeño de una función pública nos permite hacer lo que muchas veces predicamos en las aulas, en los pasillos universitarios, en programas de radio y televisión o los discursos de campaña.
Hay personas que se pasan la vida predicando una filosofía moralista y exigiéndole a otros el cumplimiento de sus obligaciones basados en valores éticos y morales.
Sin embargo, cuando les toca administrar o dirigir instituciones públicas actúan contrario a sus prédicas, llenando de frustración a quienes confiaron en ellos.
Durante mi participación en la lucha por reivindicaciones y el establecimiento de un régimen de justicia y bienestar para todos los dominicanos, he tenido la oportunidad de compartir con figuras de renombre que, en el pasado, ganaron liderazgo y el reconocimiento personal por sus prédicas en contra de la corrupción pero, tan pronto les toco poner en práctica sus promesas, quedaron señalados como corruptos.
El momento de ocupar una función pública me llegó a mí, el poder legislativo me escogió como segundo suplente del Defensor del Pueblo.
Ahora es el momento de demostrar si mis prédicas se corresponde con mis acciones.
Algunas personas que me expresan afectos y respecto, que conocen de mi postura frente a una serie de situaciones que ocurren a lo interno del Defensor del Pueblo, me recomendaron que me tuviera tranquilo, pero ese tipo de comportamiento choca con mis principios. No aprendí a vivir de poses. No no sé cómo hacerme de la vista gorda frente a situaciones con las que estoy en desacuerdo, porque sería cómplice por acción y por omisión.
?Cómo puedo quedar tranquilo si el amigo Pablo Ulloa durante un año de gestión no ha convocado una sola reunión con los funcionarios que el legislador le confió la responsabilidad de dirigir el l Defensor del Pueblo?
Es penoso que esa institución llamada a garantizar que los funcionarios públicos apliquen una sana y practica administración pública, nunca nos hemos reunidos.
Atentamente,
Miguel Antonio Puello,
segundo suplente del Defensor del pueblo