Actualmente, Haití está siendo conmovida por una violencia sin precedentes, donde las pandillas están a punto de acabar con los remanentes del gobierno del primer ministro, Ariel Henry, quien aparentemente huyó, y se ignora su paradero, dejando su cargo en manos de un interino, que no cuenta con la autoridad ni fuerzas policiales para contener el asalto al Palacio Presidencial, situado a solo dos cuadras de la Penitenciaria Nacional, tomada bajo intenso fuego, que dejó un saldo de unos veinte muertos y la liberación de alrededor de 3,600 peligrosos delincuentes.
La situación se torna preocupante para la República Dominicana, toda vez que la violencia recorre avenidas, calles, callejones y suburbios, dejando rastros del salvajismo de los pandilleros, un panorama sombrío que puede desembocar en una estampida hacia el país, que no soporta más inmigrantes ilegales, lo que mueve actuar con drasticidad ante cualquier intento de refugiarse en nuestro terreno.
Ya los países del área, como Las Bahamas, un archipiélago de 40 islas, ha creado un cordón de seguridad en los principales lugares que puedan detectar embarcaciones de haitianos con intenciones de huir hacia allí, iguales medidas han sido adoptadas por Cuba, el condado de Miami y otros países del Caricom, mientras la comunidad internacional permanece como espectadora de la terrible tragedia haitiana, esperando que un pueblo se desangre en medio de una carnicería, que no exhibe un átomo de piedad.
Llegó la hora de olvidarnos de politiquería, dejando solo al gobierno en una lucha que es de todos los dominicanos que aman a su Patria, y que deben defender el suelo que nos legaron los patricios, y posteriormente los restauradores que aportaron múltiples sacrificios para tener hoy una República libre y soberana.
El Presidente Abinader ha dado sobrada coherencia en su posición firme de que “si tenemos que defendernos solos, lo haremos solos”, y que no habrá solución a la convulsionada y prolongada problemática haitiana desde el litoral dominicano, discurso que nos obliga a todos a formar un bloque, como bien anotara el joven intelectual Federico Jovine, en su columna diaria del Listin Diario, con el siguiente párrafo:
“Ha llegado la hora de la grandeza, del sentido de historia, de la razón de Estado. El gobierno no puede lidiar solo con esta amenaza, porque el éxito de cualquier iniciativa, requiere la unidad total de la sociedad, y ello demanda del concurso de todas las fuerzas políticas (de todas sin excepciones) y, aunque las elecciones lo contamina todo, estamos en el peor momento de la crisis, por lo que el gobierno y oposición deben actuar de manera conjunta, a la altura del desafío que como Estado vivimos“.