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Haití y Estados Unidos

Haití y Estados Unidos

Hugo Ysalguez

Estados Unidos han enfurecido su política de Migración contra las masivas y constantes olas de ilegales que intentan ingresar a su territorio por diversas vías, sean marítimas o terrenales, principalmente contra los indocumentados haitianos, que no cesan de desafiar el peligroso camino de cruzar desiertos y zonas boscosas inhóspitas para llegar a México o las bravas aguas del Mar Caribe para asentarse en islas deshabitadas de Las Bahamas, y luego volver a una travesía a fin de alcanzar el suelo norteamericano de Miami.

Los viacrucis de los haitianos y de otros ciudadanos latinoamericanos, llegarán a su término o disminuirán, dado que las autoridades estadounidenses han iniciado deportaciones masivas hacia México, cuyo presidente López Obrador, aceptó recibir cada mes a 30 mil expatriados, lo que en alguna medida, desalentará a los millares de hombres y mujeres a recorrer diversas rutas peligrosas para lograr el sueño americano, inmigraciones que son consecuencias generadas por la enorme deuda social acumulada por los distintos gobiernos latinoamericanos, donde reina la inhumana política de explotación del hombre por el hombre.

Mientras los Estados Unidos aplican con rigor las leyes migratorias, abogan porque la República Dominicana instale centros de refugios para los haitianos que desean salir de ese país, atrapados por la violencia criminal de las pandillas armadas y de una hambruna que son efectos de las intervenciones de tres potencias que ahora se niegan a darle albergue a quienes explotaron hasta el extremo de dejarlos sin riquezas, y hoy viven en el desamparo en medio del caos y la anarquía que han convertido Haití en un país ingobernable.

El gobernador de la Florida, emitió una orden ejecutiva que le permitirá usar la guardia nacional contra las avalanchas de haitianos que diariamente son arrestados por la policía costera, que ya no cuenta con personal necesario para interceptar decenas de lanchas repletas de nacionales del vecino país, quienes huyen de su nación buscando nuevos horizontes, mientras no hay grupos sociales y políticos que de manera mancomunada, decidan provocar un cambio brusco en un Estado colapsado que llegó al ocaso, sin posibilidad de refundarse.