Con un presidente estadounidense como Donald Trump nunca se sabe lo que puede ocurrir en materia de relaciones diplomáticas y comerciales. Esa tesitura demanda que países como República Dominicana estén siempre preparados, por precaución, para lo peor. Pero aún así y ante un panorama tan ominoso, el dominicano tiene razones para el optimismo en cuanto a una mejoraría de los nexos con Washington. Además del papel que ha jugado en la lucha contra el narcotráfico, la designación del senador de Florida, Marco Rubio, como secretario de Estado, fortalece esa percepción.
En un momento en que República Dominicana era víctima de una perversa campaña sobre supuesta discriminación, racismo y prácticas esclavistas contra inmigrantes y braceros haitianos, entre las voces más sonoras que se levantaron contra las malitencionadas acusaciones se destacó la del entonces senador. Y fue todavía más lejos al relacionar la campaña con evidentes presiones del Gobierno del saliente presidente estadounidense Joe Biden para que aquí se instalara un campo de refugiados haitianos.
Pero después, cuando le tocó examinarse para el cargo de secretario de Estado, Rubio no vaciló en reconocer la resiliencia de este país frente a los desafíos regionales y la pronta recuperación tras la pandemia del covid-19. El hoy canciller, que el miércoles llegará aquí como parte de una gira por países de la región, fue justo al señalar que pese a los problemas derivados de la situación de Haití, República Dominicana ha logrado avances significativos, especialmente en áreas como el turismo y la economía.
Por más a la vista que esté el éxito de República Dominicana en la lucha contra el narcotráfico, superar los efectos de la pandemia sanitaria, rehabilitar el turismo y recuperar la estabilidad y el crecimiento de la economía, que la realidad la reconozca un funcionario de la dimensión de Rubio es una prueba de amistad que sirve hasta de promoción para la inversión extranjera.
La posición del Gobierno del presidente Luis Abinader frente a la crisis de Venezuela y la diplomacia con que ha manejado las relaciones con China afianzan los nexos con Estados Unidos, que por tratarse de su primer socio comercial, son tan relevantes para este país.
Que Rubio se entrenara con una gira por la región es más que comprensible. Para nadie es un secreto que la administración de Biden se olvidó prácticamente de estos países al concentrar toda su atención en Medio Oriente y en el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania.
A menos que se quiera encontrar la quinta pata al gato, no hay a la vista razón alguna para recelar de la visita de Rubio. Más bien para lo contrario.